ENCUESTA MUNICIPAL

Un 30% de los barceloneses se marcharía si pudiera

La fatiga pandémica ha hecho que muchos vecinos de la ciudad se planteen por primera vez vivir en otro lugar.

Los ciudadanos ponen un 7,3 a la satisfacción de vivir en al ciudad, la peor nota desde 1995 (pese al notable).

Un 41% de los barceloneses responde que su economía familiar ha empeorado en el último año.

El parque Güell

El parque Güell / EP

Helena López

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El covid ha herido, ni mucho menos de muerte, pero dejando marca, ese tan genuino y característico orgullo de ser barcelonés; ese consenso de vivir en la mejora ciudad del mundo que atraviesa barrios, generaciones y clases sociales. Según los resultados de la última Encuesta de Servicios Municipales presentada este lunes por el concejal Jordi Martí, un 30% de los barceloneses dejarían atrás la ciudad si pudieran. Porcentaje que coincide con la peor valoración a la "satisfacción de vivir en Barcelona" desde 1995, con una puntuación de un 7,3. Un notable, sí, pero es que ese orgullo de ser barcelonés es mucho orgullo.

Los datos de la encuesta, que este año se hizo en otoño, en el inicio de la segunda ola de covid, ya que en primavera, cuando se suele hacer todos los años, la ciudad estaba confinada y se trata de 6.675 entrevistas presenciales, hogar a hogar, muestran la mella que ha dejado la pandemia en la ciudad en todos los ámbitos: un 41% de los encuestados asegura que su economía familiar ha empeorada en el último año y más del 50% de los preguntados asegura que la ciudad ha empeorado en general. Una cifra, este último más del 50%, que Martí considera "incluso baja", dado el impacto de la pandemia.

Contextos excepcionales

En cuanto a esa idea de abandonar la ciudad sobrevolando la cabeza de un 30% los barceloneses, se trata de una fantasía que, algunos de los que sí podían, han hecho realidad, según constata la última actuación del padrón municipal, que dejó en evidencia no solo que la ciudad había perdido población por primera vez en años, sino que los barrios en los que más se había notado ese impacto eran los más pudientes, donde algunos vecinos habían optado por empadronarse en sus segundas residencias. A juicio de Martí, y pese a que todavía no hay suficientes estudios ya que la pandemia todavía no ha finalizado, la situación tiene el aspecto de ser algo más coyuntural que estructural y que con los datos de los que disponen hasta ahora no se ha tratado tanto de una fuga de barceloneses, sino de barceloneses que se han llevado la cuidad bajo el brazo gracias al teletrabajo. Además, el concejal apunta que estas dinámicas de fatiga urbana a raíz de la pandemia no solo se han dejado entrever en Barcelona, sino también en otras ciudades similares, como Londres, París o San Francisco.

La paradoja de la inseguridad

Pese a que los delitos cayeron durante el 2020 en un 41% según confirmó la semana pasada la Junta de Seguridad de Barcelona, los resultados de la encuesta presentados este lunes destacan que la seguridad sigue siendo la principal preocupación de los barceloneses, que en un 17,7% responden que ese es el mayor problema de la ciudad. En segundo puesto sigue el acceso a la vivienda, con un 7,6% de las respuestas.

El covid irrumpe en tercer lugar, con un 7,5% de las respuestas y destaca el incremento de ciudadanos que comentan entre sus principales preocupaciones aspectos económicos como el paro, en cuarta posición, con un 7,1. De hecho, al ser preguntados por el problema que más les afecta personalmente -a ellos, como individuos, no el de la ciudad-, un 15,2% responde que el paro y las condiciones de trabajo (en el puesto número uno de la clasificación). Los problemas económicos están en tercera posición, con un 7,5% y la inseguridad cae al cuarto puesto, con un 7,2.

A la pregunta concreta sobre la principal demanda al ayuntamiento, eso sí, mejorar la seguridad vuelve al primer puesto de la clasificación con un 10,9 de las respuestas; seguido de mejorar la limpieza (9,1), una décima por encima de facilitar el acceso a la vivienda (9). Cuestión de perspectiva.

Sobre la nota a la gestión del ayuntamiento -otra de las respuestas destacadas año a año en esta encuesta- el gobierno de Ada Colau obtiene un 5,7, aprobado, aunque pierde medio punto respecto al año pasado. En el 2019 esta puntuación era de 6,2, y, en el 2018, de un 6,5, la nota máxima de la serie histórica. El resultado obtenido por la Generalitat en la actual encuesta es de un 5,3, y al gobierno del Estado los barceloneses le han puesto un 4,5 (la única administración que suspende, aunque su puntuación es algo más alta que la obtenida en años anteriores).

Servicios concretos

El único servicio municipal que suspende es el aparcamiento, queja histórica entre los barceloneses motorizados encuesta tras encuesta. Sobre la movilidad, las respuestas de la ciudadanos señalan que el metro ha perdido viajeros, pero ha ganado adeptos el transporte más antiguo del mundo: el ir a pie (apuesta del 12% de los barceloneses).

Los bomberos, con una nota de un 8,2, vuelven a ser con diferencia el servicio municipal mejor valorado, seguido por las bibliotecas, con un 7,7.

Orgullo de barrio

Volviendo al orgullo de ser barcelonés -uno de los grandes temas de la encuesta, cuyo contenido íntegro pueden consultar aquí- ese 7,3 -un notable cada vez más cerca del bien que del excelente- es una nota media muy parecida en todos los barrios (cuatro décimas más baja respecto al año pasado). Eso sí, si en lugar de preguntar por la ciudad les preguntaban por su barrio, la satisfacción ascendía hasta el 7,8. El barrio que obtenía la peor nota, aunque, con un 6,9, se quedaba a solo una décima del notable, era el Raval.