INSEGURIDAD EN SANT MARTÍ

Un tiroteo agota la paciencia del barrio de La Pau de Barcelona

Reunión de vecinos del barrio de La Pau.

Reunión de vecinos del barrio de La Pau. / periodico

Guillem Sànchez

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"Está reunión se ha convocado de urgencia para hablar exclusivamente de un tema. Solo de un tema". Cincuenta vecinos llenan la sala de la segunda planta del Piramidón, uno de los edificios más altos del distrito de Sant Martí de Barcelona. Sin duda, el más alto del conjunto de casas que forman el barrio de La Pau.

Francisco Liñán, presidente de la asociación vecinal, entrega el micrófono a la consejera del vecindario, Eva Campo, que añade que "comprende la intranquilidad" generada por un episodio "grave". Después resuenan por el altavoz las palabras más tímidas de Merche Martín, sargento de la Guardia Urbana. "Es muy grave, pero también puntual. Y ya hemos incrementado la presencia policial en la zona". Por último interviene el sargento Sergio González, de los Mossos d’Esquadra. "Lo estamos investigando. Aunque no nos veáis, estamos aquí".

Los Manolos contra los Portugueses

El sábado a las nueve y media de la noche, cuatro días antes de esta reunión vecinal, un pistolero –supuestamente– de la familia de los Manolos abrió fuego contra miembros –supuestamente– de los Portugueses, residentes en La Pau. Vació dos cargadores. Los disparos resonaron en todas las casas. A más de un vecino le dio tiempo de asomarse a la ventana y llevarse la mano a la boca. Si hubo heridos, no constan oficialmente. Se recogieron una veintena de vainas y el cristal de la parada del bus, la última de su recorrido, quedó hecho añicos.

Durante los días posteriores, la familia de los Portugueses recibió el apoyo de parientes que los vecinos interpretaron como una medida de autoprotección que, lejos de tranquilizarlos, acabó por aumentar su inquietud.

Inaugurado por Franco en 1966

Aprisionado entre la rambla de Guipúzcoa y el final de la Gran Via, en un rincón de la ciudad, La Pau fue construido por la franquista Obra Sindical del Hogar e inaugurado por el propio Franco en 1966, según recoge la web del ayuntamiento, para celebrar los 25 años de paz que la dictadura impuso tras la contienda civil. De aquel nacimiento circunstancial no queda nada, solo el nombre, La Pau.

El barrio se reconoce mucho más en un pasado obrero que aparece tangencialmente en la reunión cuando la palabra pasa de los líderes a los vecinos, porque estos se rebelan contra la sensación de inseguridad que ha ido calando durante los últimos años y que ha estallado con el tiroteo.

"No estamos dramatizando"

Rosa describe con exactitud quirúrgica el pálpito de La Pau: "Yo abro la puerta de mi casa con miedo y evito las calles con poca luz. Veo muy poca policía. Mossos de uniforme, ninguno". Esto último recibe el respaldo de una ovación de aplausos. "No estamos dramatizando", la secunda Helena; "¿qué hubiera pasado si nos alcanza una de esas balas perdidas?", les pregunta directamente a los policías.

Otros vecinos, como JoanaRosa o Leonor, tratan de evitar que disparos que han resonado más fuerte que nunca porque han sido en la calle principal -Concili de Trento- no deben ocultar el resto de delitos que han ido arredrándolos poco a poco hasta provocar que se sientan inseguros en su casa. Las tres mujeres enumeran plazas como la de Conchita Badia o Manuel Ainaud, o  bares muy concretos, en los que afirman que hay "menudeo de droga".

"No tenemos más patrullas"

La sargento Martín toma nota y se compromete a investigarlo. También se afana en dejar claro que muchas de esas sospechas ya les constan y las están investigando. El sargento González responde que en La Pau "no ocurre nada que no pase en el resto de barrios del distrito". Y avisa de que todos querrían más patrullas en su zona. "Si no las mandamos es porque no las tenemos".  

Fuentes policiales insisten en que la vigilancia se ha reforzado hasta que se resuelva el tiroteo y añaden otro detalle: se trató de un aviso. O dicho de otro modo: si el pistolero hubiera querido hacer más daño, habría podido hacerlo. Otras fuentes consultadas por este diario aclaran que detrás de los disparos subyace una presunta extorsión a los Portugueses. "Este barrio se llama La Pau -recuerda Liñán-, esto se tiene que arreglar, pero si no se arregla, saldremos a la calle".