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El área metropolitana de Barcelona pone coto a los pisos turísticos

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Patricia Castán

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Cuando Barcelona echó el cerrojo a las camas turísticas en buena parte de la ciudad –por vía del plan especial de alojamiento turístico, PEUAT, en el 2017–, municipios como L’Hospitalet recibieron con los brazos abiertos los proyectos hoteleros que buscaban emplazamientos estratégicos y se habían topado con un muro en la capital catalana. No obstante, en el caso de los pisos turísticos por días, las principales localidades vecinas han optado por tratar de controlar esta actividad antes de que se les fuera de las manos o generase problemas de convivencia. Siguen, así, los pasos del modelo barcelonés en mayor o menor medida, pero con la desventaja de contar con pocos recursos para detectar la oferta ilegal, que en algunos casos se contabiliza por cientos y en otros es incipiente pero preocupante.

 Obviamente, el reclamo del área metropolitana no es comparable al de la gran ciudad, pero muchos turistas están dispuestos a coger el metro si ahorran gastos.  De hecho, según datos del registro de la Direcció General de Turisme de la Generalitat, L’Hospitalet cuenta con 475 licencias, que cortó ya hace tiempo, primero con una moratoria y en el 2018 de forma ya articulada. No obstante, la oferta anunciada, como avanzó en verano este diario, ronda el millar de viviendas turísticas.

De norte a sur

Tanto este municipio como Santa Coloma de Gramenet, Badalona, Esplugues, Sant Joan Despí o El Prat de Llobregat cuentan con modificaciones de planes urbanísticos o planes específicos de ordenación de viviendas de uso turístico que evitan o limitan a unas pocas zonas y con muchos requisitos la concesión de nuevas licencias, explican fuentes de Turisme. Esta vía ha sido seguida hasta la fecha por un total de 13 localidades catalanas.

Otras 17, entre las que figuran Sant Adrià del Besòs, Montgat y Cabrils en el radio más cercano, han preferido ordenanzas municipales específicas para este tipo de alojamiento. Y otros tantos municipios están en vías de aprobar planes y ordenanzas pero ya han suspendido licencias para evitar un descontrol en su concesión, ya que en muchos municipios basta con una declaración responsable que el ayuntamiento hace llegar a Turisme, quien otorga un número de registro que acredita su actividad.

A la espera

En este saco se encuentra de nuevo Barcelona, con una moratoria preventiva ante la incertidumbre legal que plantean algunas sentencias recientes contra el PEUAT, de momento recurridas por el consistorio. Per en el grupo figuran también El Prat de Llobregat, Sant Joan Despí (porque su plan está pendiente de aprobación por la Conselleria de Territori), Gavà, Viladecans, Castelldefels, Sant Cugat y, entre otras, varias localidades del Maresme como El Masnou, Vilassar de Mar, Premià de Mar y Vilassar de Munt.

Los listados incluyen a otros muchos puntos turísticos de la costa catalana (como Tossa, Calella o Begur), pero según se ubican más cerca de Barcelona, la motivación turística ya no radica en el municipio en sí, sino en su proximidad con la capital catalana. La mejor prueba son los trenes de cercanías a reventar de turistasque vienen a pasar el día a la ciudad en temporada alta.

 Los datos contrastan en el gunos casos con los recursos disponibles para este fenómeno, que en el caso de Barcelona ha precisado de un gran despliegue de inspectores para detectar los pisos ilegales por vía directa o bien mediante programas de detección de anuncios sin número de registro. Más de 4.000 han desaparecido ya de portales como Airbnb.

En L’Hospitalet, además de su oferta legal hay otros 35 pisos en tramitación y presuntamente varios cientos sin licencia. No obstante, desde el 2017 se han producido 19 inspecciones e impuesto tres sanciones, informan.

En Badalona, según el registro a fecha de noviembre, había 143 viviendas con este permiso. Pero aparte de las exigencias previas del Govern, Badalona desde hace años no los permite en la codiciada fachada marítima, ni deja que convivan pisos de vecinos con pisos turísticos en una misma finca. Para este uso toda el bloque debería contar con licencia. Su ayuntamiento ha incoado una docena de expedientes por presuntas ilegalidades, pero siempre «como consecuencia de una denuncia previa». explican. Según los buscadores online, otras varias decenas sin permiso están activos.

La vía normativa está siendo la mejor arma en el entorno de Barcelona para controlar un fenómeno basado no solo en el auge de turistas sino en las nuevas plataformas de reservas y las variadas modalidades de alojamiento. El ránquing de licencias en Catalunya está obviamente encabezado por Barcelona con 9.652, pero en el 'top 20' no figura ningún municipio metropolitano. Hay que llegar a la Costa Dorada, donde Salou alcanza los 5.908 apartamentos por días, o a la Cosa Brava, donde Roses es el rey de esta oferta.

En conjunto, la DGT tiene 83.445 pisos turísticos registrados. El caso barcelonés y la presión de su oferta ilegal, no tiene parangón. 

Más económico que en Barcelona

Alojarse fuera de Barcelona tiene, normalmente, una <strong>compensación económica</strong>. En Badalona, por ejemplo, en pleno verano hay apartamentos para dos personas por 75 euros la noche cerca de la playa. Los clientes se ocupan luego de indicar en las valoraciones de Airbnb si está bien comunicado o la zona es adecuada.<br/> No obstante, no faltan comentarios del tipo «no es realmente Barcelona», pues muchos viajeros internacionales han llegado a interpretar que L’Hospitalet es un barrio barcelonés. La combinación de playa y accesibilidad a la capital ha desatado la concesión de licencias en el Maresme.