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Salvad a la Montesa Impala

Los usuarios de la legendaria moto critican la dureza de la zona de bajas emisiones de Barcelona y reclaman normas consensuadas

Propietarios de motos Impala, durante el encuentro celebrado en mayo en Sant Cugat del Vallès

Propietarios de motos Impala, durante el encuentro celebrado en mayo en Sant Cugat del Vallès / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Roma y su Vespa. Barcelona y su Montesa Impala. Dos ciudades únicas, dos grandes urbes por las que se mueven decenas de miles de motos que se utilizan, se desplazan y, probablemente --sí, por supuesto, lo crea o no el actual consistorio municipal que preside Ada Colau--, más hacen por que el tráfico gane fluidez y también por que haya menos polución.

Porque, ante la decisión de las administraciones de poner en marcha una amplia zona de bajas emisiones (ZBE) el 1 de enero --a partir de abril se impondrán multas a quienes circulen con vehículos históricos, como una Impala o mi Bultaco 'Lobito', incluso con su sello de la ITV--, es evidente que son los usuarios de esas motos clásicas, que no viejas, los primeros que rehúsan enrarecer más el ambiente y, también, el sector más modesto que sufrirá la dureza de las normas.

Acordar las decisiones

"Lo único que queremos es que se nos escuche. Que se tomen decisiones consensuadas. Que lo que se decida y las leyes que se establezcan para que podamos utilizar nuestros vehículos clásicos sean a nivel estatal, unas normas que todos compartamos", comenta Xavi Arenas, uno de los responsables del MotoClub Impala.

"Lo que no tiene sentido es que Barcelona, o nuestra alcaldesa decida de pronto, sin consultar a nadie y sin atreverse a meter mano primero a los grandes cruceros que atracan en el puerto, los inmensos aviones, las calefacciones y la industria en general, que los grandes culpables de la polución que existe en Barcelona somos los usuarios de motos de 175cc como mucho, que utilizamos a diario sin mayores problemas e, insisto, haciendo un bien a la ciudad", remata Arenas.

Problema de masificación

"Lo que ya suena a broma e, incluso, da qué pensar es que los casi 4.000 usuarios que tenemos una Impala de hace 50 años podemos, eso sí, citarnos a las ocho de la noche y dar vueltas por la ciudad hasta las siete de la mañana, y repetirlo durante todo el fin de semana. ¿Perdón? Es como si nos dijeran: 'Tú contaminarás a la hora que yo te diga'. Es evidente que el problema no es, por tanto, la contaminación del vehículo en cuestión, el problema es la masificación, especialmente en los accesos a la ciudad, situación, por cierto, muy poco propicia para nuestros vehículos de época, sean motos o coches", indica Pere Itchart, otro de los responsables del Club Impala.

La Impala, ideada por Leopoldo Milà, fue la moto más popular en los años 60 y 70. Ganó, incluso, un premio FAD de diseño. Tiene un característico petardeo, discreto, graciosamente sonoro, pero perfectamente identificable y, sobre todo, se ha convertido en un símbolo de Barcelona, al igual que las Bultaco o las legendarias Derbi. "No tiene sentido alguno que tratemos de ponernos en contacto con el ayuntamiento para ayudar o, simplemente, para dar a conocer nuestra opinión como usuarios, porque no nos hacen ni caso. Escribimos al departamento de Movilidad y nos responde el de Medio Ambiente", protesta Arenas.

Es necesario un estudio global

La sensación que tienen los propietarios de motos y coches clásicos (por cierto, el transporte privado representa bastante menos del 20% de la polución en Barcelona) es que Colau quiere ser la primera en apretar a los más débiles, pues este es el sector cuya normativa más se ha endurecido en los últimos 20 años. "Es gracioso que no hace mucho la ciudad se gastase un montón de dinero, a razón de 20.000 euros por vehículo, para dotar de motos eléctricas a la Guardia Urbana y que muchos de sus profesionales consideren que, por su excesivo peso (300 kilos), son muy poco funcionales y no las estén utilizado. Eso sí, la foto de la alcaldesa en el momento de la compra fue muy difundida", señala otro de los miembros destacados del MotoClub Impala.

Otro de los puntos que merecen una reflexión, según señalan los responsables de MotoClub Impala, es la falta de un verdadero estudio --"no lo hay, ni se pretende, tal vez porque no interesa"-- sobre qué sería más rentable "ante la crisis que estamos viviendo y la que --dicen-- se nos viene encima" y, también, para minimizar la huella ecológica presente y futura: mantener, optimizar, revisar, reparar y actualizar nuestros vehículos, motos y coches, durante décadas o convertirlos en chatarra como hacen muchísimos usuarios, que se cambian de coche cada tres o cuatro años, con lo que todo ello supone de destrucción de baterías, plásticos, aceites…

A favor de un acuerdo europeo

"Queremos un acuerdo global, estatal, europeo si es necesario, pues nuestras motos clásicas están sumamente protegidas en muchos países europeos donde, ni siquiera, deben pasar la ITV, cosa, por supuesto, que nosotros no defendemos. Nosotros lo que defendemos es gastar en pensar", señala Itchart. "Cuando pienso en la polución que causan los cruceros, que llegan a Barcelona a centenares; los aviones, que aterrizan a miles; las calefacciones, las industrias... y que, según Ada Colau, el hecho de que nosotros dejemos de circular con nuestra Impala 'va a salvar vidas', creo que se nos ha ido un poco la olla. Y lo que me parece tremendo es que se tomen estas decisiones, amenazas, multas y sanciones sin oír nuestro parecer, sin contar con nuestra colaboración, sin saber qué opinamos y qué soluciones podemos aportar", remata.

Al final, como señala Javier Ceresuela, un 'impalista' que lleva 50 años circulando por Barcelona como su Montesa, "da la sensación de que la alcaldesa ha decidido suprimir las carnicerías porque ella se ha vuelto vegetariana".