CELEBRACIÓN EN BARCELONA
Final de traca en la Mercè
Carlos Márquez Daniel
Periodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
Carlos Márquez Daniel
El día de las ausencias políticas en la Mercè ha sido también la jornada de la masiva participación ciudadana en el cierre de la fiesta mayor de Barcelona. Las dos velocidades del paisaje social contemporáneo, aquí representadas por los barceloneses volcados en la celebración y por los gestores de la cosa pública barriendo sus parcelas y esparciendo lo recogido sobre el rival. A la marcha de Ada Colau a la cumbre climática de Nueva York, anunciada y entendida por casi todos, se le ha sumado el plante del 'president' Quim Torra, que este martes no ha asistido a la misa de la Mercè y tampoco acudió al tradicional paseo de autoridades hasta Sant Jaume. Final de traca; política y ciudadana.
La semana grande cierra (además de las 90.000 del piromusical) con 1,3 millones de visitantes, una cifra similar a la de años pasados. Ha vuelto a triunfar la descentralización de la fiesta, impulsada en el mandato anterior, con 170 actividades repartidas por 17 espacios de seis de los 10 distritos. Mención especial para el parque de la Trinitat, convertido en una pequeña África, y el Besòs, donde un año más el río se ha llenado de valientes bañistas mientras Tortell Poltrona y su cuadrilla de payasos desorinaban de risa a miles de familias. También ha sido muy buena la acogida en Nou Barris, donde unas 11.000 personas han podido escuchar las sinfonías de un Liceu que normalmente les queda demasiado lejos, en todos los sentidos. La Ciutadella, con 180.000 visitantes, ha vuelto a ser el epicentro, amén de las actuaciones musicales, que han reunido a más de 300.000 almas, con un público, dicen los que saben, más joven de lo habitual, y con alguna que otra aglomeración inquietante, como la de la noche del lunes en Maria Cristina y plaza de Espanya, que deberá ser revisada.
En lo político ha llamado la atención que todos los grupos municipales hayan tenido representación en la misa de la Mercè, en la que el cardenal Juan José Omella ha hecho un llamamiento a la "confianza" y ha invitado a "ayudar a los que sufren". Incluso los 'comuns', con Joan Subirats en los bancos, se han apuntado al oficio. En la salida ha quedado claro, clarísimo, que el hombre más feliz del planeta era este martes Jaume Collboni, primer teniente de alcalde que, en ausencia de Colau ha ejercido de alcalde accidental. Hace un año, en un clima preelectoral, el líder del PSC prometió que en la siguiente Mercè sería el jefe del ayuntamiento. A medias, pero acertó. Al socialista se le ha visto cómodo en el papel, tanto en el seguicio de autoridades hasta Sant Jaume -este año, con más presencia policial- como en el balcón consistorial presenciando la jornada de 'colles castelleres' locales. Menos relajada iba Janet Sanz, la teniente de alcalde de Ecología y Urbanismo, quizás por la barrera de agentes de la Urbana que la separaban de la ciudadanía. Al otro lado de la primera línea del seguicio avanzaba algo acalorado Ernest Maragall, y no era para menos. Manuel Valls, por si alguien se lo pregunta, sigue de luna de miel.
Preguntado sobre Torra, Collboni ha censurado que se haya "roto una tradición de la era democrática". "Lo que debemos hacer es lamentarlo por respeto a la tradición y a la fiesta, que es de todos". Fuentes cercanas al 'president' han asegurado que su ausencia en los actos protocolarios de la Mercè se debe a que tenía "otras reuniones". Habrá quien piense que quería evitarse la foto junto a un líder del PSC. Sí ha tenido tiempo, sin embargo, de echar una mano en la piña de alguna de las torres humanas de la plaza. También para subir a saludar al consistorio, donde ha departido brevemente con Collboni y el resto de concejales, que este año han participado de este día en menor grado e intensidad. Sí lo ha pasado en grande Josep Bou, en su primera Mercè como edil. Se ha colgado del cuello la medalla de la orden de la Mercè, de la que forma parte y, a diferencia de los representantes de Ciutadans, ha salido al balcón a pesar de que la fachada sigue luciendo el lazo amarillo. "El mensaje no tiene sentido, porque divide, pero saldré por respeto a los barceloneses".
La formación de Albert Rivera ha sido la única que ha criticado duramente la ausencia de Colau. La líder del grupo municipal, Mari Luz Guilarte, ha denunciado el "menosprecio de la alcaldesa hacia los ciudadanos" ya que, a su modo de ver, "prefiere hacer de activista que gobernar". El líder de Esquerra, en cambio, ha considerado "importante esta presencia suya en Nueva York con motivo de la cumbre del clima", pero también ha instado a la jefa de los 'comuns' a escuchar las propuestas que desde la ciudad, y en particular desde su partido, se lanzan a favor del medio ambiente. Durante la jornada también se ha reclamado -lo han hecho Eva Parera, de Barcelona pel Canvi, y Bou- que la misa vuelva al programa de actos, como sucedía en los años previos a Colau. Collboni lo ha descartado porque la Mercè "es una fiesta laica que respeta la diversidad de ideas de todos los ciudadanos". O lo que es lo mismo, la Mercè no volverá a ser como dios manda.
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