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Un vestido de Locomía

Rafael Márquez y Chus García atesoran la que es probablemente la mejor colección de vestidos originales del grupo español

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Mauricio Bernal

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Es inevitable que broten una serie de preguntas cuando alguien visita una exposición que incluye entre los objetos expuestos un vestido de Locomía. Primero: ¿un vestido de Locomía? Resultaba extraordinario verlo allí, extravagante y verde, no en calidad de atuendo para saltar al escenario sino como un objeto con significado cultural. Lo cual conduce a la siguiente pregunta: ¿tiene significado cultural un vestido de Locomía? Sobre esto habrá divergencia de opiniones, pero no hay que sentirse estrafalario por pensar que sí. El contexto en el cual la prenda era objeto de exhibición, una muestra sobre la influencia de la música en la moda organizada por la BiblioMusiCineteca del Poblesec, era una respuesta afirmativa en sí misma. Entonces surgía otra pregunta, más bien una suposición: te lo prestaron los del grupo, ¿no? Y como la respuesta es no: ¿entonces quién? ¿Quién tiene un vestido de Locomía en su casa?

Chus es ama de casa y Rafael, transportista, pero al caer la noche son otras personas

Rafael Márquez y Chus García tienen 60 y 56 años respectivamente. Llevan 37 de matrimonio. Los unen tantas cosas como son necesarias para mantener a una pareja junta tanto tiempo, y entre esas cosas los une de manera especial la fiesta: siempre han sido noctámbulos, gente de discoteca, de acostarse tarde y dormir por la mañana. Los saludan por su nombre en los lugares y en todas partes son bienvenidos porque una fiesta siempre necesita personajes, y ellos, precisamente, lo que irradian genera devoción. Personajes. Es lo que son. Les preguntan todo el tiempo, en todas partes, si están contratados por la fiesta, como si esa actitud y esa forma de vestirse –siempre un toque de excentricidad– no pudieran ser los de alguien que está allí como los demás. Rafael es transportista y Chus ama de casa, pero tienen la cualidad de los vampiros o de los licántropos, es decir: que de noche, cuando sale la luna, se vuelven otros.

Es posible que la mejor manera de entender el tipo de metamorfosis que operan sobre sí mismos cuando salen pase por pensar que un día Rafael hizo su primera incursión nocturna vestido de Locomía, y lo hizo con la naturalidad del que está acostumbrado. Zapatos, capa, abanico, todo. Un atuendo original, de los que en su día usó el grupo. Un vestido de Locomía pasaría tan desapercibido en un armario convencional como una cabeza de perezoso, pero en el de Rafael y Chus encajaba. Cuesta comprender que al principio solo quisieran un abanico. “Solo un abanico. Me gustaban. Así que escribí a la web del grupo y un día, no sé cómo, estábamos en el piso de Xavi Font. Tenía una habitación llena de parafernalia de Locomía. Vestidos, zapatos, de todo. Entonces le dije: ‘Oye, es que nosotros nos movemos mucho de noche y esto nos va estupendo’ Íbamos por un abanico y nos llevamos casi todo”. Invirtieron unos 10.000 euros. Debe ser la mejor colección de vestidos originales del grupo español.

“¿De qué vais disfrazados?”, les preguntan a veces por ahí. “No vamos disfrazados. Esto no es un disfraz. Es ropa auténtica”. ¿Cómo se reacciona cuando brota de la noche alguien ataviado a lo Locomía? No hay que descartar que mucha gente lo tenga entre sus antologías de recuerdos imborrables. “¿Te acuerdas de esa noche…?” Sin embargo, para Rafael y Chus es normal. Volverse personajes, salir con atuendos memorables, llamar la atención, que les pregunten si están contratados por la fiesta: la normalidad de sus noches. “Un día en un carnaval en Salou tenía ropa de Locomía para todos los amigos. Ganamos el primer premio”.

Hubo un tiempo en que fue necesario desmentir que Rafael era un miembro más de Locomía

Aquella tarde en el piso de Xavi Font empezó otra historia; pues los tres se miraron a los ojos y comprendieron que compartían órbita. Esos vestidos hermanan. Esas capas. Esos zapatos. Empezó una amistad. Font los presentó al grupo y el grupo los acogió. Empezaron a pasar mucho tiempo con ellos, a acompañarlos a conciertos, a fiestas. “Tú vienes de jefe de logística”, le decían a él. De aquella época queda el recuerdo de un desmentido que tuvo que hacer el grupo cuando se dio por sentado que Rafael era otro miembro del grupo, pues iba vestido como ellos. Aún hoy se siguen viendo.