LA INGRATITUD DEL AUTOMÓVIL
El coche atropelló a las 'cucarachas' ciclistas
Michele Catanzaro
Periodista
Michele Catanzaro
En 1897, Ramon Casas pintó el famoso cuadro del tándem, que se colgó en la cervecería de referencia del modernismo, Els quatre gats. Solo cuatro años después, el cuadro fue reemplazado por otro del mismo autor y con los mismos protagonistas, pero sentados en un coche.
La anécdota es toda una metáfora de la mala pasada que le jugó el coche a la bicicleta en el siglo XX. Los ciclistas lucharon para conseguir calles lisas y transitable. El coche se encontró la infraestructura lista y echó la bicicleta con una virulenta batalla de medio siglo.
"El mapa de Bordons pretende codificar qué espacios son transitables. Los ciclistas fueron los primeros en reclamar el cuidado de las calles", explica Santiago Gorostiza, historiador del Institut de Ciències i Tecnologies Ambientals (ICTA).
"Esa fue la primera vez en la cual los usuarios de las calles se unieron para reclamar ese espacio, que hasta entonces era competencia del Estado y del ejército", afirma Ruth Oldenziel, investigadora la Universidad de Eindhoven (Holanda).
El medio de la clase trabajadora
Sin embargo, dos cambios importantes hundieron el poder ciclista. Por un lado, la aparición del coche, que se encontró las calles ya preparadas. Por el otro, el abaratamiento de la bicicleta, que la convirtió en medio de la clase trabajadora.
"En los años ’80 y ’90 del siglo XIX hay muchos reportajes y anuncios de bicicletas. A partir de 1900, prácticamente desaparecen: la bicicleta era parte de la vida, pero todos los reportajes se centran en los coches", observa Oldenziel.
Sin embargo, hay algunos indicios reveladores. Un reportaje de la revista 'Mirador', de 1931, reza: "El vehículo de dos ruedas conoció hace años en casa nuestra la máxima popularidad como medio de transporte interurbano. Pero la bicicleta fuer matada por la congestión del tráfico y por los automóviles a buen precio. Hoy, la máquina humilde se ha refugiado en las barriadas extremas". "Es decir, la bicicleta era una cosa de obreros", resume Gorostiza.
Ciclistas "cucarachas"
"Los que querían impulsar el coche lanzaron una campaña muy clara: los peatones eran algo que interrumpía el flujo de los coches. Los ciclistas eran indisciplinados. Se llegó a llamarles "cucarachas". Se crearon centenares de nuevas reglamentaciones. La violencia hacia los ciclistas fue desconcertante en todos los sitios", explica Oldenziel, basándose en 16 estudios históricos llevados a cabo en 9 países.
La bicicleta adquirió incluso matices políticos. "Los hijos de los miembros de los clubes ciclistas, al pasarse al coche, veían la bicicleta como algo inapropiado, de clase trabajadora, asociado al socialismo y al anarquismo", relata la investigadora.
El rediseño de la ciudad en función de los coches – con vías de acceso y aparcamientos - empezó a concebirse en los años 20. No obstante, hicieron falta décadas de presiones, inversiones y deducciones fiscales para reemplazar a la bicicleta. Aún en los años 50, había en Barcelona más bicicletas que coches. Fue a partir de los 60 cuando empezaron a declinar.
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