LA FIESTA DE BARCELONA

Con ustedes, la nueva estrella de la Mercè: el parque de la Trinitat

El oasis de seis hectáreas ha sido elegido por la voluntad de descentralizar las fiestas y por su cercana parada de metro

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cmontanyes35460651 barcelona 10 de septiembre del 2016 parque de la trinitat 160910164628 / MÒNICA TUDELA

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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La mayoría de barcelones no han ido en su vida al parque de la Trinitat, un oasis de seis hectáreas donde brotan álamos, chopos, olivos, aligustres, ciruelos de hojas rojas, ombúes, plataneros, cipreses, palmeras y acacias, un bosque urbano aislado en el distrito de Sant Andreu rodeado de un nudo viario por el que circulan más de 200.000 vehículos cada día. La elección de este nuevo escenario de la Mercè responde a la voluntad de descentralizar las fiestas y extenderlas a otros barrios.

El ayuntamiento ha escogido este parque con lago, anfiteatro, praderas de césped, canchas de baloncesto, pistas de tenis y de competiciones de automodelismo, una red para practicar el voleibol, huertos urbanos, juegos infantiles y una área para barbacoas y picnics (muy animada los fines de semana) por ser "desconocido e ideal", considera Marta Almirall, directora de fiestas del Institut de Cultura de Barcelona (Icub). Y por que cuenta con una parada de metro en su misma su entrada, la de Trinitat Vella, de la línea roja (L-1), que cruza Barcelona con estaciones tan céntricas y conectadas como las de las plazas de Sants, de Espanya y de Catalunya.

Un grupo de estudiantes de bachillerato celebran un cumpleaños en una de las 20 mesas del área de picnic. "Venimos mucho, sobre todo los fines de semana con la familia. Los sábados y domingos hay colas, pero los otros días, no. Nos encanta la carne a la parrilla; pollo, morcillas, churrasco, chorizos, acompañado de ensalada. Casi todos somos inmigrantes", señala Escarlet García, ecuatoriana de 17 años. 

PASEO SOLITARIO

El parque, inaugurado en 1993, se alza en la entrada norte de Barcelonaen un barrio hoy poblado mayoritariamente por ecuatorianos, marroquís y pakistanís. Entre semana no está muy concurrido, sobre todo por las mañanas, a excepción de la zona deportiva y el área de pícnic. Por la arboleda es posible hacer fotos sin que aparezca nadie en escena. Eso que cuenta con dos asombrosas esculturas contemporáneas para admirar al aire libre: 'Cavalls desbocats', de Josep Ros (1993), y 'Dona que es banya', de Rafael Bartolozzi (1985).

En los años 80, era una zona de descampados destinada a albergar un estacionamiento para 6.000 coches, lo que la hubiera convertido en un espacio degradado y totalmente asfixiado por brazos de autopistas. A partir de 1989, la lucha vecinal fue clave a la hora de reivindicar una zona verde.

Cuando los arquitectos Enric Batlle y Joan Roig emprendieron el proyecto tuvieron que afrontar muchas dificultades. "El nudo de la Trinitat resuelve el cruce y enlace entre el cinturón periférico y las autopistas en dirección norte y este. La complejidad de su trazado da lugar a una superposición de estructuras que convierten los nueve metros de desnivel original en 15", explican en su página web.

Su principal reto era crear una zona verde en una ciudad ya construida, dentro de un espacio caótico lleno de bucles viarios y que, entonces, era de difícil acceso. Ahora, el parque, además de la entrada del metro que también tiene salida a la plaza de la Trinitat, cuenta con una puerta en el suroeste que conecta, por debajo de las rondas, con el paseo de Santa Coloma.

ROMPER ESTIGMAS

"Es un barrio con un gran tejido asociativo, donde sus habitantes están muy enraizados", define Cristina Cazorla, coordinadora artística de los espectáculos de la Mercè en este parque, un espacio diurno consagrado al arte urbano, el circo, espectáculos infantiles, el teatro de calle y la danza. Ella nació y estudio en Trinitat Vella, por lo que conoce bien a la vecindad y sus entidades culturales. "Desde el instituto podía ver las obras de las rondas", recuerda la responsable de una producción logística en la que participan 60 profesionales y 110 artistas. El propio parque es, para Cazorla, "un gran espacio escénico, con gradas incluidas".

"Los habitantes de otros barrios creen que estamos donde Dios perdió la zapatilla, pero tenemos que romper con este estigma, y con otros. Trinitat Vella era donde en la época medieval ahorcaban a los reos", recuerda. Y en 1963 se construyó la prisión para las mujeres represaliadas durante el franquismo; que en los años 80 se transformó en una cárcel para jóvenes. "Ya no existe, pero aún arrastramos ese lastre", dice.