CRECIMIENTO DESBOCADO DE UNA ESPECIE

Récord de jabalís abatidos en Collserola en un año: 652 ejemplares

Veterinarios de la UAB inspeccionan un jabalí abatido en Collserola.

Veterinarios de la UAB inspeccionan un jabalí abatido en Collserola. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Sería el sueño dorado de Astérix, Obélix y su poblado de galos irreductibles. Pero esto es Collserola, el bosque más próximo a Barcelona, y no una aldea ficticia al noroeste de la Galia de antes de Cristo. Y en la capital catalana del siglo XXI los jabalís han dejado de ser una mera delicia gastronómica para convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para vecinos y autoridades por la desbocada proliferación que han experimentado durante los últimos tiempos.

Prueba de ello es que el 2015 se ha cerrado como el año en el que se ha batido el récord de muertes de esta variedad de cerdo salvaje en el parque natural y sus alrededores, con 652 animales. Para entender la magnitud de la cifra, basta cotejarla con el registro del año precedente, cuando se abatió y sacrificó justo la mitad de presas, 326. Una década atrás, en el 2005, hubo 129 piezas. De estos 652 jabalís muertos, 432 fueron por caza al acecho y 123 en batidas de cazadores,batidas de cazadores mientras que 64 fueron por captura de animales en situaciones conflictivas y 28 atropellados.

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“Cada vez se hace más necesario un esfuerzo máximo para evitar que la población de jabalís se descontrole”, explica Josep Maria López, responsable de biodiversidad y actividades cinegéticas del Departament d’Agricultura en las comarcas de Barcelona. Y aunque resulta imposible establecer un censo de la población de esta fauna en la zona, desde la Generalitat establecen una horquilla entre el millar y los 1.200 ejemplares, en función de la temporada del año, mientras que la cifra estimada solo 12 meses antes era de unos 800. Sin embargo, fuentes próximas al parque de Collserola sostienen que la realidad es que “se superan con creces” esos 1.200 animales.

INCURSIÓN EN LA CIUDAD

López destaca que el crecimiento desaforado de esta especie les obliga a adoptar medidas “cada vez más drásticas” porque, aunque desde el punto de vista ecológico no representan una amenaza para el hábitat natural, sí lo son en el entorno humano. “Causan más agravios y daños a la población, afectando a la seguridad ciudadana, sus cultivos, el tráfico...”, detalla. Los animales están perdiendo el miedo a frecuentar áreas urbanas, de manera que la habitual época de estrecheces alimentarias, en verano, ya no es un problema para los animales más osados.

“Han ido reduciendo mucho la distancia de seguridad hasta el punto de perder el miedo al hombre; saben que en la ciudad encontrarán parques y jardines, perfectamente regados, donde habrá gusanos y raíces con los que darse un buen festín”, explica el responsable de Agricultura. El más intrépido de los que se tiene constancia alargó su incursión hasta la zona de la plaza de Espanya.

De la magnitud del problema da buena cuenta un informe del Servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje de la Universitat Autònoma de Barcelona, que revela que los jabalís que llegan hasta las zonas habitadas "pueden llegar a alcanzar hasta 50 kilos en el primer año de vida, mientras que los que no salen del bosque pesan de media unos 30 kilos a esa edad", detalla la veterinaria Raquel Castillo. "Como consecuencia, las hembras, que alcanzan la capacidad reproductiva a los 30 kilos, empiezan a tener crías ya con 6 meses, cuando lo habitual es que fuera al cumplir un año, explica el investigador Carlos González Crespo.

PERCEPCIÓN ERRÓNEA

Esa familiaridad con el hombre hace que desde un par de años se detecte cierta pérdida de miedo en la relación de los jabalís con las personas. “El año pasado hubo una decena de casos en los que el animal arrancó la bolsa de la comida o una mochila a una persona en lugares como Llars Mundet; se han vuelto más osados y ahora animales de 60 kilos ya no esperan a que sueltes la bolsa: te la arrebatan”, explica López. Al menos ocho de esas personas requirieron asistencia sanitaria, “aunque ninguna fue grave”, matiza López.

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No ayuda la percepción que hay de esta especie por parte de las personas, dado que muchas piensan que son animales urbanos, y les dan de comer cuando los ven por el bosque. “También hay que evitar lanzar la comida a la basura del parque, porque son capaces incluso de volcar el contenedor. Y si pensamos que a Collserola acuden una media de 2,5 millones de visitantes al año...”, aduce el dirigente de Agricultura.

El escenario obliga a las autoridades a afinar la estrategia para reducir la cantidad de jabalís y así su impacto en la vida de las personas. La Generalitat quiere mantener la actividad de caza en la zona, combinada con medidas que reduzcan su potencial reproductivo, de manera que a partir de ahora priorizará como presas priritarias las hembras y los cachorros. “Esta fórmula está funcionando en países como Francia o Italia, que también sufren la sobrepoblación de estos animales y de esta manera están pudiendo contenerla”, aduce López.

Prueba piloto con vacunas anticonceptivas

La Diputación de Barcelona y la UAB ultiman una prueba piloto para el estudio de la esterilización del jabalí con vacunas anticonceptivas, que se aplicarán a 100 animales del parque de Sant Llorenç del Munt, con la colaboración de Matadepera, Vacarisses y Terrassa. La iniciativa sería pionera en Europa “al trasladar a la fauna salvaje los estudios de Inglaterra y EEUU en animales en cautividad”, según Rosi Carro, de la asociación animalista Libera!, que colabora con la iniciativa.

Podría reducir la reproducción en torno al 75% el primer año y el 50% el segundo”, explica Manel López Béjar, director del departamento de Sanitat Animal de la facultad de Veterinaria de la UAB. La vacuna inhibe las hormonas que regulan el comportamiento sexual, según López, que aboga por esta medida dado que los animales supervivientes de las cacerías “tienen más recursos nutricionales y acaban aumentando su capacidad reproductiva".