MISTERIOSA INDICENCIA DESAGRADABLE
La fiscalía reclama a la Generalitat información sobre la peste que inundó Barcelona
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
J. G. ALBALAT
El fiscal especial de delitos contra el Medio Ambiente y Urbanismo de Barcelona, Antoni Pelegrín, ha requerido a la Generalitat información sobre el desagradable y penetrante olor que durante el miércoles y el jueves de la semana pasada invadió la capital catalana y otros municipios del área metropolitana, al considerar que es un “importante episodio de contaminación del ambiente atmosférico”. La Administración autonómica fue incapaz de determinar el origen de la peste.
La actuación del fiscal se enmarca dentro de la investigación iniciada en febrero del 2011 a raíz de los altos niveles de contaminación atmosférica que se registraron entonces en la ciudad de Barcelona. El objetivo era determinar si la contaminación superó lo legalmente establecido y estudiar si se podía ejercer alguna acción judicial. Durante estos últimos años, la fiscalía ha solicitado datos a la Administración autonómica sobre polución y calidad del aire. Ahora, lo ha hecho respecto al mal olor que se apoderó de Barcelona y sus alrededores la semana pasada.
LA ACTUACIÓN DE LOS TÉCNICOS
El fiscal Pelegrín ha dirigido este martes un oficio a la Direcció General de Qualitat Ambiental, dependiente de la Conselleria de Territori i Sostenibilitat, para que informe del día y la hora en que recibió la información sobre “aquel episodio de fuerte olor ambiental” y la documentación que lo acredite. También ha pedido que se le indiquen las actuaciones que llevaron a cabo los técnicos de dicha dirección general, una vez conocida la “situación contaminante”, destinadas a comprobar, con los aparatos adecuados, los compuestos presentes en el aire, así como su naturaleza y cantidad. La fiscalía pretende aclarar si esa “alternación en el aire”, tal y como la define, supuso o no un riesgo para la salud humana y para el medioambiente y si la Administración autonómica cuenta con los medios necesarios para detectar una situación de estas características.
Todo indica que el pestilente aroma que inundó Barcelona y las localidades cercanas procedía de la comarca del Baix Llobregat, posiblemente del Parc Agrari de El Prat o de zonas próximas, pero los técnicos del departamento de Agricultura de la Generalitat que se desplazaron al lugar descartaron que el origen se situara, como se había informado antes, en una finca agraria en las inmediaciones de la autovía de Castelldefels. Tampoco los especialistas de la Conselleria de Territori i Sostenibilitat y del Área Metropolitana de Barcelona observaron la más mínima anomalía en las grandes infraestructuras de la zona susceptibles de generar olores, como las plantas de tratamiento de residuos, la planta de regasificación o la depuradora del Llobregat, entre otras.
LLAMADAS DE ALARMA
A las dos de la tarde del pasado miércoles empezó la ola de llamadas al 012, al 010 y al 112 de personas alarmadas por la peste. El Ayuntamiento de Barcelona y Protección Civil pusieron manos a la obra para buscar el foco del olor. Técnicos municipales contactaron con el puerto y desplazaron bomberos a la zona. La Autoridad Portuaria de Barcelona negó cualquier incidencia y los bomberos tampoco hallaron nada. Ante las numerosas llamadas recibidas desde el distrito de Sants-Montjüic, empleados municipales revisaron las cloacas, pero las aguas fecales de la ciudad olían como de costumbre, no peor.
La red de vigilancia atmosférica del departamento de Territori, por su parte, informó de que no se había detectado ningún contaminante con valores superiores a los habituales. A las cuatro de la tarde, tras inspeccionar varias instalaciones y a través de su cuenta de Twitter, Protección Civil minimizó el peligro: “Respecto al olor de abono en Barcelona, se descarta origen en fuga química ni más afectaciones que las molestias”. A su entender, no había riesgo. Sin embargo, ahora la fiscalía quiere investigar si se hicieron las cosas correctamente.
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