El drama de la vivienda

Las barracas de ayer

Can Tunis  Comitiva de una visita del alcalde Enric Massó (centro) a las barracas de Montjuïc, en 1974.

Can Tunis Comitiva de una visita del alcalde Enric Massó (centro) a las barracas de Montjuïc, en 1974.

H. L.
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras la recuperación del nombre de la playa del Somorrostro en marzo del 2011, el compromiso del Ayuntamiento de Barcelona -entonces en manos socialistas- con la Comissió Ciutadana per a la Recuperació de la Memòria dels Barris de Barraques -entidad con el apoyo de más de 80 colectivos y 800 personas- era la colocación de cuatro monolitos y nueve placas«escultóricas» para«honrar a los habitantes de los antiguos barrios de barracas»,donde a finales de los años 50 vivían unas 100.000 personas que representaban el 7% de la población de la ciudad. El cambio de color del gobierno municipal, coincidiendo con el recrudecimiento de la tenaz crisis, pareció paralizar el proyecto, que en las últimas semanas ha vuelto a resurgir -aunque a paso más lento del esperado-, con una reunión del propio alcalde con un amplio grupo de representantes de la comisión en la que Trias confirmó el compromiso municipal de colocar este 2013 las nueve placas. El tema de los monolitos -vital para la comisión- está todavía en el aire, aunque los activistas de la recuperación de la memoria histórica no planean rendirse, más bien todo lo contrario.

Las nueve placas comprometidas para este año son piezas de bronce de unos 50 por 70 centímetros -es decir, grandes- «muy gráficas»,con una fotografía del aspecto del lugar cuando estaba poblado de barracas.

Las palabras de Julia

Esta lucha por la recuperación de la memoria histórica empezó hace varios años, durante la producción del reportaje del programa de30 minutsBarraques. L'altra ciutat.Una de las protagonistas del mismo, la entrañable Julia Aceituno, antigua vecina del Somorrostro, junto a la Barceloneta, anunciaba triste que«no quieren recordar que aquí estuvo el Somorrostro. Pues estuvo. Fueron muchos años de sufrimiento y penuria, y no hay ni un letrero en el que ponga Somorrostro».Esas palabras prendieron la llama ciudadana que hizo posible que apenas unos meses más tarde fueran cientos las personas que se habían sumado a la petición de instalar placas en los lugares de la ciudad en los que hubo barrios de barracas. Pero queda mucho trabajo por delante.

Las limitaciones presupuestarias han supuesto un cambio de prioridades para el municipio. Tras la simbólica placa en el Somorrostro, el proyecto debía seguir con la instalación de los cuatro grandes monolitos conmemorativos: uno en el litoral -en el propio Somorrostro-, otro en la montaña de Montjuïc, donde se encontraba el núcleo de Can Valero; un tercero en el Turó de la Rovira, y el último en el barrio de la Perona, junto a la estación de La Sagrera. Estas esculturas aún no tienen fecha ni diseño, algo que lamentan en la comisión, ya que son«el eje de la propuesta». Pese a eso, valoran que«al menos» se haya empezado a trabajar en el diseño definitivo de las placas y los textos que las acompañarán. La comisión está trabajando con los vecinos de cada uno de los barrios en los que se colocarán las placas para acabar de definir los textos y el lugar exacto.

El punto álgido del barraquismo se vivió en 1954, cuando se contabilizaron 2.406 chabolas. La erradicación tardó décadas. Con frecuencia se eliminaban para actuaciones urbanísticas: las barracas de la Diagonal, en 1952, para la celebración del Congreso Eucarístico; las de Maricel, en Montjuïc, en 1964, para construir el parque de atracciones, y las de Can Tunis, para hacer la Ronda Litoral.