gamberrada en UNA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES en LOS jardinETs
Unos jóvenes dispararon latas con un bazoka artesanal en Gràcia
Los chicos han sido identificados por la Guardia Urbana, que informó al juzgado
Un zumbido y, de repente, una lata aparecida de la nada impactaba violentamente contra el asfalto o contra la pared del edificio de oficinas situado en el 111 del paseo de Gràcia. Y así una noche tras otra desde el pasado 7 de marzo. Los vigilantes del inmueble, que al principio se quedaron estupefactos ante esa lluvia de envases, comenzaron a avisar a la Guardia Urbana cada vez que del cielo caía uno de esos objetos. Los presuntos autores no fueron descubiertos hasta el pasado domingo.
Hasta siete veces tuvieron que llamar a la policía local por los impactos de latas. «Los envases estaban manipulados pues los habían envuelto con cinta aislante», comenta una de las recepcionistas del edificio, que recuerda como los incidentes «siempre se producían de noche o de madrugada». Por suerte nadie resultó herido, aunque «una de las latas estuvo a punto de impactar en un paseante», explica la mujer.
DISPARADOR DE PVC / Hasta la madrugada del domingo, los urbanos que se desplazaron al lugar no pudieron determinar de dónde provenían las latas. Cuando llegaban solo encontraban un paisaje de ventanas cerradas y oscuras y la tranquilidad nocturna de los Jardinets de Gràcia.
Pero esa noche el vigilante pudo ver de dónde venía elproyectil: del quinto piso del edificio situado en el 114 del paseo de Gràcia, justo en la acera de enfrente. Eran las 5.30 horas cuando los agentes, tras escuchar el testimonio del vigilante, se personaron en el inmueble desde donde se sospechaba que habían sido lanzadas esas latas.
Los policías llamaron al timbre de la residencia de estudiantes Nikbor, situada en el edificio. Allí, preguntaron al conserje del establecimiento, que desconocía los hechos, y que ante la gravedad de lo que le explicaron los guardias urbanos les acompañó hasta las estancias del quinto piso con balcones a la calle. Allí los agentes encontraron a cinco jóvenes que negaron tener relación con los hechos e invitaron a los policías locales a entrar en el cuarto.
Sin embargo, en el balcón, los urbanos hallaron medio escondido un bazoka casero fabricado con un tubo de PVC de 110 centímetros de largo y compuesto de un cañón estrecho y un repositorio trasero más ancho. Esa arma casera se dispara insuflando aerosol en la parte trasera, lo que causa una deflagración que hace que el proyectil, que en este caso eran latas, saliera a toda velocidad y fuera capaz de impactar en la acera de enfrente, a 50 metros de distancia. Los jóvenes aseguraron no tener nada que ver con el arma. Aún así, los urbanos los identificaron y pusieron los hechos en conocimiento de la justicia.
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