CULMINACIÓN DE trabajos FUNDAMENTALES PARA LA CAPITAL CATALANA

Obras sobre la bocina

Aspecto actual de los trabajos sobre la ronda del Guinardó en el tramo entre las calles de Lepant y Padilla.

Aspecto actual de los trabajos sobre la ronda del Guinardó en el tramo entre las calles de Lepant y Padilla.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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Mientras el mandato municipal se acerca al ocaso, la piqueta pública se afana en poner el lazo a algunas de las obras más significativas de la Barcelona de los peatones, las aceras anchas y el omnipresente mobiliario urbano. La vistosa estampa inaugural, la de tijera, paseo de autoridades con las manos en la espalda, copa de cava y discurso, se repetirá con inusitada frecuencia hasta el 22 de mayo, cuando el ciudadano cumplirá con la liturgia de hablar por un día y callar cuatro años más. La capital catalana tiene en fase final de ejecución una veintena de trabajos en la vía pública. La mayoría son obras menores, pero hay tres actuaciones -las reformas de la ronda del Guinardó, General Mitre y paseo de Sant Joan- que resumen a la perfección el libro de estilo que ha regido el urbanismo de la capital catalana en los últimos cuatro años, en los que se ha pasado de los cinturones del porciolismo a la calle de y para todos.

General Mitre, rebautizada como Ronda del Mig en 1992, ha pasado de ser un bulevar que funcionaba como autopista que partía en dos la zona alta a asumir un diseño más urbano, como corresponde a una vía céntrica que atraviesa la ciudad de lado a lado. La magnitud del proyecto obligó a actuar por tramos. La primera fase, entre Lesseps y Balmes, está ya finalizada pero no se inaugurará hasta el 15 de enero, día de apertura del nuevo aparcamiento para 254 vehículos situado junto a los jardines de Josep Amat. El segundo ramal, entre Mandri y Via Augusta, sigue patas arriba y su inauguración está programada para el 6 de abril. El tramo Mandri-Balmes, con el peliagudo túnel de Muntaner, se deja para el próximo mandato, al igual que el proyecto de reforma entre Lesseps y la calle del Escorial. Toda la arteria, según concretan fuentes de la empresa municipal Bimsa, mantendrá un mismo esquema, con menos espacio para coches, aceras más anchas, nuevas conexiones mar-montaña y, en definitiva, un entorno más amable que haga olvidar que ahí se esconde el Primer Cinturón del porciolismo.

Otra obra de envergadura que verá la luz poco antes de que finalice el mandato es la reforma de la ronda del Guinardó, entre Sardenya y Cartagena. En febrero del 2009 empezó a derribarse el viaducto de esta antigua autovía urbana construida en los años 70, una prolongación del túnel de la Rovira que ensombrecía el barrio y generaba un caótico aparcamiento bajo su estructura. Su inauguración está prevista para el 20 de febrero y su aspecto de bulevar bondadoso de aceras interminables, ascensores para salvar desniveles y zonas verdes poco tendrá que ver con ese incómodo escaléxtric elevado que ya reposa en el cementerio de las infraestructuras olvidadas.

NUEVO EJE TURÍSTICO / El tercer proyecto estrella de esta recta final urbanística es la mejora del paseo de Sant Joan entre el Arc de Triomf y la plaza de Tetuan. Más que eliminar una brecha, de lo que aquí se trataba era de lograr un equilibrio más racional y realista entre los vehículos y los peatones. Eliminando carriles y ampliando aceras, el ayuntamiento ha urdido un proyecto destinado a crear un nuevo eje comercial y turístico que en el futuro, cuando se aborde el tramo Tetuan-Diagonal, enlazará la Ciutadella con la basílica de la Sagrada Família.

A cinco meses de votar, cuando la campaña no oficial se masca en cada acto, sea del gobierno local o de la oposición, el urbanismo avanza sabedor de que será carta de presentación para los primeros y oportunismo para los demás. Unos sacarán pecho. A los otros, siempre les quedará la Diagonal.