implantación de la nueva contrata de limpieza de la capital catalana

Los barceloneses apenas usan aún los contenedores de basura orgánica

Contenedor de orgánica.

Contenedor de orgánica.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Tres meses después de la implantación de la nueva contrata de basuras de Barcelona, cae la noche y se evidencia que muchos barceloneses, más que suspender en materia de basuras, ni siquiera se molestan en tratar de pasar elexamen. Los contenedores marrones, la gran novedad de la contrata (destinados a restos orgánicos), siguen prácticamente vacíos, mientras que los grises (teóricamente, solo para restos no reciclables) se desbordan en muchas calles. Según una encuesta municipal, solo uno de cada cuatro ciudadanos dice separar los restos de comida y tirarlos a los nuevos depósitos.

Y en esta ocasión no se puede culpar al ayuntamiento, que parece haber hecho los deberes, en materia de implantación y difusión de las nuevas reglas del juego. Así se desprende de los resultados del sondeo realizado entre los barceloneses sobre el grado de conocimiento y uso de los sistemas de eliminación de residuos particulares. Cuando son interrogados sobre si conocen la existencia de un nuevo tipo de depósito, un 85% afirma que sí. Y cuando se detalla si saben el color (marrón, para orgánica), la cifra se reduce a un digno 75%, que baja al 72% cuando se les pregunta si saben qué es la basura orgánica. Pero entre estos, la cifra cae en picado, al 30%, cuando se les habla de su uso. Es decir, que solo aproximadamente uno de cuatro usuarios conocen el procedimiento y, supuestamente, lo ejecutan como corresponde.

Visto que en la mayoría de casos no es una cuestión de desconocimiento ¿por qué los afectados no se aplican con más interés? El ayuntamiento no quiere hacer balance del uso hasta que se complete la sustitución de los viejos contenedores (ya llevan el 92%) a finales de este mes. Sin embargo, el jefe de Gestión de Residuos del ayuntamiento, Manuel Vázquez, recuerda que la implantación, en su día, de la recogida selectiva de papel, plásticos y vidrio también fue lenta y progresiva, porque al ciudadano le cuesta acostumbrarse a los nuevos requisitos.

DESIDIA O ESPACIO / En la práctica, muchos residentes no separan la basura orgánica (como se requiere por normativa europea) por pereza o desinterés en el posterior destino de los desechos. Y tampoco faltan los muchos que no lo hacen por pura cuestión de espacio, ya que con una cocina pequeña no es sencillo hallar un rincón para los materiales mencionados, otro para los restos de comidas y plantas, y uno más para el rechazo (polvo, pañales y plásticos sucios) que no podrá aprovecharse e irá a parar al contenedor gris, primero, y a un vertedero o incineradora, finalmente.

Un chequeo realizado en distintos puntos del Eixample pone de manifiesto que el uso de los contenedores azules (papel), verdes (vidrio) y amarillos (plásticos) es bastante correcto, así como su gestión, ya que solo en puntuales momentos del día se ven desbordados.

El caos llega en el caso de los más comunes (más próximos a todos los hogares): marrones y grises. Los primeros, según una inspección ocular realizada en más de un centenar de contenedores la noche del lunes, están prácticamente vacíos. Poco antes de las 22.00 horas, en algunos solo eran visibles unas pocas bolsas sueltas o nada de nada. E incluso en esos casos, se evidencia que algunas contenían plásticos u otros materiales no indicados. En cualquier caso, se constataba un casi nulo uso del depósito. Por contra, los grises están llenos como siempre, tanto con la comida que no correspondería, como con muchos cartones y otros materiales que algunos usuarios no separan por comodidad o por no desplazarse unos metros, si no los tienen delante de casa.

VECINO JUSTICIERO / En ocasiones, los marrones solo se utilizan cuando los grises ya están llenos, pero sin atender al color, por no dejar los residuos en la calle. Pero también hay quien, pese a todas las opciones, los deja en plena acera. En la calle de Bruc, en el Eixample derecho, hay portales con tantos reincidentes que un vecino, que se hace llamarEl Justiciero de la calle de Bruc, ha hecho carteles con su supuesta foto con disfraz de superhéroe, donde recuerda que «los desechos van dentro de los contenedores, no a su vera». Adjunta un espacio para poner una cruz si se está de acuerdo y otro, en el caso contrario. Al parecer todos le apoyan, aunque a la altura del número 115 seguía habiendo bolsas en el suelo.

De momento, el ayuntamiento ha dado más volumen y presencia a los grises, aunque la tendencia con los años será la inversa, detalla Vázquez. ¿Habrá que llegar a las multas para lograrlo?