ANÁLISIS TÁCTICO
Las claves tácticas del Betis-Barça: El magisterio de Pedri y las manos de acero de Ter Stegen ocultan el descontrol
Marcos López
Periodista
El Barça no aprende. Llega a la final de la Supercopa de España tras derrotar al Betis en la tanda de penaltis, pero exhibiendo los mismos problemas a los que no encuentra solución. Se desconecta de los partidos cuando los tiene en su mano, cedió la ventaja del 0-1 y del 1-2, además de enredarse en una considerable bajada de tensión que le lleva a vivir al límite. Así se presenta en la final del domingo ante el Madrid.
Penaltis, un ejercicio de precisión
No falló ni un solo penalti el Barça. Cuatro lanzamientos, cuatro goles. Lewandowski, con una extraña parada previa, Kessié, con calma increíble, Ansu Fati, con determinación en su decisivo tiro, y Pedri, con la naturalidad que acostumbra. Hizo el Barça un ejercicio de perfección unido al descomunal impacto que tuvo, por supuesto, Ter Stegen.
El meta alemán, con dos paradas en las que sus brazos se transformaron en murallas para el Betis, acabó siendo decisivo. Así fue la tanda: Willian José, gol, 1-0. Lewandowski, gol, 1-1. Loren, gol, 2-1;¡ Kessié, gol, 2-2; Juanmi, para Ter Stegen; Ansu Fati, gol, 2-3; Willian Carvalho, para Ter Stegen, 2-3; Pedri, gol. 2-4
El magisterio de Pedri
Empezó Xavi con Frenkie de Jong escoltado por Gavi (interior derecho) y Pedri (interior zurdo). Pero el juego fluía sobre todo a través del joven canario, transformado en el dueño del ataque del Barça. Marcó incluso un gol llegando en segunda línea, pero el VAR dictaminó que Raphinha, el autor de la asistencia, estaba en fuera de juego. Luego, Pedri inició con sabiduría -parece un veterano que lleva 15 años jugando con el Barça- la acción del 0-1. Tuvo la calma que no mostraron sus compañeros, especialmente en la segunda mitad.
Intervino Xavi, quien, poco a poco, iba quitando piezas del centro del campo. A todas, excepto Pedri. Sacó primero a Frenkie de Jong, pero la entrada de Busquets no proporcionó el sosiego que necesitaba el equipo, superado por el control del partido que tenía el Betis.
Perdió la posesión y se perdió en el juego. Hasta Gavi fue sustituido. Y el único que halló el camino correcto fue Pedri, un futbolista tan cerebral que sobrevivió a la locura sin coartada de la segunda mitad del Barcelona.
El descontrol por sistema
No hay manera de que el Barça de Xavi gobierne los partidos. De poco le sirve empezar ganando 0-1. Ni tampoco ponerse, de nuevo, por delante con el 1-2 de Ansu. El equipo se desploma en la segunda mitad, incapaz de sostenerse a través de la pelota, entrando en combustión, donde los cambios (hasta cinco hizo Xavi) no ayudaron en nada a reanimar a los azulgranas.
Va y viene sin solución de continuidad porque entra en un bucle donde se vulgariza. Cambió el técnico a los dos laterales (empezó con Sergi Roberto y Alba para terminar con Koundé y Marcos Alonso), además de modificar también el paisaje de los extremos. Se pasó del Raphinha-Dembélé al Ferran Torres-Ansu Fati.
Cambios que percutieron de forma negativa. Todos, excepto el de Ansu, que tuvo un impacto inmediato en el partido. Jugó poco, pero generó más peligro que el resto de sus compañeros de ataque, víctima el Barça de un mal que no se solucionó.
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