"ES ALGO QUE NUNCA PENSÉ, ES INCREÍBLE"
Messi besa su séptimo Balón de Oro
Marcos López
Periodista
Iba con una chaqueta nada habitual. La suya. Y la de sus hijos. Apareció Messi en el centro del universo futbolístico para besar el séptimo Balón de Oro. Esa chaqueta negra 'brillibrilli' protegía la camisa blanca y la pajarita negra que adornaba el uniforme festivo de una familia orgullosa: Leo, Thiago, Mateo y Ciro. "Son siete, es algo que nunca pensé, es algo increíble. No pensé en el sexto, séptimo ni tampoco pienso en el octavo", ha reconocido antes de pulsar un botón rojo para iluminar de manera especial la Torre Eiffel parisina.
Recibió la séptima de manos de Luis Suárez, su amigo del alma, mientras los hijos, cómodamente instalados en la platea del teatro parisino, se lo pasaban bomba. "El mayor premio lo conseguí en junio. Era lo que deseaba desde que empecé a jugar en la selección. Quería ganar algo con ellos, lo quiero compartir con ellos. Fue algo grandioso lo que vivimos en la Copa América", ha dicho Messi, quien no sabía que sería el uruguayo sería quien le diera esa pelota dorada. "Fue una sorpresa. No me lo esperaba".
"Es una noche muy feliz, es la primera vez que me toca ganarlo estando en esta ciudad. Quiero decirle a Robert que es un honor pelear con él. Te mereces un Balón de Oro. France Football debería dártelo como te lo mereces. Ojalá te lo den, eres justo ganador, vos debes tenerlo en tu casa", le dijo mirando a Lewandowski, a quien la pandemia le impidió conquistar ese galardón.
Los seis anteriores (2009, 2010, 2011, 2012, 2015 y 2019) pertenecen casi en exclusiva al Messi del Barça. Y el séptimo (2021), en cambio, podría ser teñido con los colores albiceleste de la selección argentina. "Varias veces gané este premio, me quedaba una espinita. Pude conseguir este sueño. Después de tener muchos tropezones llegó algo. Varias veces gané este premio, pero me quedaba esta espinita. Ganar la Copa América ha hecho que esté hoy aquí. Se lo quiero dedicar a mis compañeros del Barça y del Paris. Y también al cuerpo técnico y los compañeros de la selección".
"Robert Lewandowski merece un Balón de Oro en su casa. Fue el mejor la pasada temporada"
Pero nadie ha reunido tal colección de balones dorados como Leo, el número uno, instalado en la cumbre del fútbol mundial con una puntualidad rutinaria dejando en el camino a todos sus perseguidores. Cristiano, con cinco Balones de Oro (2008, 2013, 2014, 2016 y 2017), ya no perdió el tiempo en acudir a París, el nuevo hogar messiánico.
Ni el avión tuvo que coger ahora el astro argentino, que hace años ya que dejó atrás los tres de Michel Platini en la década de los 80 (1983, 1984 y 1985) o cuando Cruyff, también con tres (1971, 1973 y 1974), arrasaba en los 70, quedando como último vestigio de dominio hegemónico el triplete dorado de Marco van Basten (1988, 1989 y 1992).
Hasta que llegó Messi e impuso su dictadura futbolística a la que no se adivinaba fin, ni siquiera en esos cuatro años de penuria tras iniciar el Barça el declive justo tras hollar la cima con el tridente que armonizó Luis Enrique en el 2015 para culminar el triplete: Liga, Copa y Champions, la última que besaron los azulgranas.
Cristiano, sexto clasificado
Pero Messi quebró esa racha negativa, sin abrazar la pelota de oro en una fiesta que ha dominado más allá de la última década porque desde Cristiano, en el 2008, han gobernado con autoridad indestructible ese galardón.
Solo se coló Luka Modric (2018) en la tradicional y anual fiesta parisina de Leo y CR7, quien, indignado con Pascal Ferré, responsable de France Football, la revista que otorga el galardón, no acudió a la cita. "Ferré mintió, usó mi nombre para promocionarse y promocionar la publicación para la que trabaja", escribió el portugués en su cuenta de Instagram ya sin ganas de ver la gala tras ocupar la sexta posición en la clasificación.
Traje singular
Una gala donde Messi, acompañado de Antonella, su mujer, y sus tres hijos, exhibió otro traje singular, fiel a esa novedad en la indumentaria que exhibe cuando pisa la alfombra roja. Leo iba de negro con chaqueta llena de brillantes. Parecía iluminada. La suya y la de Thiago, Mateo y Ciro, todos vestidos como el padre.
Camisa blanca los cuatro, pajarita negra y brillantina plateada. O lo que la Real Academia de la Lengua califica como ‘brillibrilli’ en lo que considera palabra de observatorio porque no aparece aún en el diccionario.
"No sé cuanto me queda, pero espero que sea mucho. Disfruto muchísimo. Amo mucho el futbol"
Tampoco estuvo Benzema. Eclipsado el francés, que acabó el cuarto, por Messi. Al igual que le ha ocurrido a Cristiano. Y en su discurso lleno de agradecimiento, quiso tener un aire reinvidicativo. "Hace dos años dije que estaba viviendo mis últimos años. No podía saber lo que iba a pasar", ha reconocido el astro del PSG.
"Me empezaron a preguntar cuando era la fecha de mi retirada. Hoy me toca estar en París y estoy muy feliz. Quiero seguir peleando por nuevos retos, no sé cuanto me queda, pero espero que sea mucho. Disfruto muchísimo. Amo mucho el futbol". Y el fútbol le ha devuelto ese amor con siete Balones de Oro, una cifra digna de un extraterrestre.
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