El Barça sufre otro accidente

Dos puntos en los últimos tres encuentros. El empleado del club que decidió que este año el FC Barcelona saliera a calentar en los partidos de casa a los acordes del Highway to hell de AC/DC ha demostrado tener buen tino. Porque después de un inicio de curso engañosamente plácido, la temporada del equipo de Valverde se está convirtiendo justamente en eso, una autopista (de peaje) hacia el infierno de la vulgaridad y los malos resultados. Una autopista en la que los accidentes, ay, resultan cada vez más frecuentes.

Después de dos tropiezos seguidos en la Liga, los azulgranas afrontaban el partido ante el Athletic de Bilbao como los ocupantes de un bote que ven cómo la corriente se acelera y empiezan a oír, solo un poco más adelante, el rugido de la cascada. En esas situaciones, la prudencia aconseja remar hacia la orilla y buscar un árbol o un saliente al que aferrarse para evitar el desastre. El técnico azulgrana, por el contrario, ha decidido prescindir en el inicio de sus dos remeros más fiables (Messi y Busquets) y enfrentarse a los rápidos con una tripulación insólita, que alcanzaba su expresión más exuberante en la línea de medios formada por Sergi Roberto, Rakitic y Arturo Vidal.  

El resultado ha sido un equipo desnaturalizado, febril en defensa y desordenado en ataque, que funcionaba mejor en la presión y la recuperación que en la elaboración del juego, apenas sustentado en algún destello de genio de Coutinho y en la brega voluntariosa de Vidal. El Athletic no ha necesitado gran cosa para exponer a la luz la fragilidad del cuadro barcelonista y, después de dos llegadas muy claras frustradas por el poco acierto rematador de Iñaki Williams, De Marcos ha puesto en ventaja a su equipo al aprovechar la pasividad de la defensa azulgrana en un centro de Susaeta.

Una vez más, y ya van cuatro en siete partidos, al Barça le ha tocado luchar contra un marcador adverso. A diferencia de lo que ocurrió hace tres días en Butarque, esta vez al menos lo ha intentado. Ya con el concurso de Busquets y Messi, los de Valverde le han cambiado la cara al partido y han gobernado con claridad la segunda parte, pero la han hecho con más garra que orden, como atestiguan las estériles galopadas hacia el área rival que Piqué se empeñaba en protagonizar una y otra vez.

Munir rescata un punto

Ninguna situación resume mejor la escasa confianza de la afición azulgrana en el fútbol de su equipo que el momento de desaforada expectación que ha generado una falta a Messi en el borde del área en el minuto 70. Como si las opciones de marcar del Barça se agotaran en ese tipo de jugadas. El golpe franco, extraordinariamente defendido por el Athletic, no ha entrado, como tampoco lo han hecho un par de lanzamientos al palo de Coutinho y del propio Messi, y ha habido que esperar al minuto 83 para que Munir cazara en el área pequeña un centro del astro argentino y pusiera el uno en el casillero de su equipo. No marcaba el hispanomarroquí en la Liga con la camiseta azulgrana desde hacía cuatro años.

A partir de ahí, 10 minutos de carga infructuosa, con un Suárez tan activo como impreciso, un Rakitic especialmente calamitoso y un Messi que acabó desquiciado y vio la tarjeta amarilla por protestar cuando los demás jugadores ya estaban en la ducha.

Nuevo accidente del Barça, al que a este paso sancionarán por conducción temeraria. Al menos en la Liga. El miércoles toca viajar a Londres para jugar contra el Tottenham en Champions. A ver si lo de conducir por la izquierda se le da mejor.

 Así lo hemos explicado en directo.