El Barcelona encauza la Liga ante el Atlético con otro golazo de Messi

La Liga es de Messi. Y por extensión, del Barca. Un breve periodo de oscuridad del astro más luminoso había ralentizado la marcha del equipo. Permaneció cinco partidos (tres de Liga) sin marcar y cuando reemprendió la marcha (cinco goles en cuatro partidos), el Barça se ha disparado hacia el campeonato echando a la cuneta a su máximo perseguidor.

Una genialidad de Messi marcó diferencias, más evidentes en el césped que en el marcador, aunque el hecho de haber transformado su tercer tanto de falta consecutivo niega que fuera un acto extraordinario. Pero lo es, por mucho que Messi perpetre cosas inverosímiles.

Simeone se olvidó de Torres

Impartió justicia en el cara a cara con el Atlético, que el día de la verdad se arrugó, por mucho que Simeone quisiera tener una coartada al meter a todos los delanteros que tenía. A casi todos. Solo se olvidó voluntariamente de Fernando Torres. El único futbolista que había celebrado la última victoria del Atleti en el Camp Nou, que ya tiene 12 años de antigüedad. Fue en febrero del 2006.

Messi todavía sigue sacando las castañas del fuego 12 años después, convertido ya en un futbolista legendario, inolvidable, el día en que el Barça recordó al entrañable Quini. Leo está muy lejos del recordado 9 barcelonista. Es un 10, que pintó un 8 en la diferencia que vuelve a distanciar al Barça, que podrá disfrutar el triunfo durante una semana de relax tras el tute que se ha pegado.

No pueden con Messi

Si el Atlético debía demostrar que pretende ser campeón, no reivindicó su candidatura, la única que se oponía la del Barça. A la de Messi. Son muchos, pero no podrán con él. El equipo de Simeone racaneó como siempre, quizá más que nunca porque ni siquiera apretó en los primeros diez minutos con una presión alta para adelantarse en el marcador o, en el peor de los casos, crear dudas o miedo en el rival.

Lo hizo otras veces en el pasado. No en esta ocasión cuando apuraba, tal vez, la última oportunidad. La actitud no fue la de un aspirante que va a buscar los puntos que le faltan. Esperó a que quedara media hora. Entonces fue cargando paulatinamente el ataque, con la entrada de Correa por Vrsaljko (un delantero por el lateral derecho) y la de Gameiro por Gabi (otro delantero por el mediocentro).

Apuesta por Coutinho

Vestidos con el impermeable habían salido Valverde y Simeone, con el 4-4-2 más confortable, aunque Txingurri, esta vez, apostó por Coutinho en lugar de Paulinho. Una señal ilusionante que se confirmó en el juego: el Barça, sin necesitarlo, salió a degüello a por el Atlético. Acabó cuajando una primera media hora magnifica, atosigando a su rival, dominándole, para dejar claro que el accidente de Las Palmas quedó curado.

Esa media hora coincidió con la presencia de Iniesta. A la que se marchó el capitán víctima del duelo tenso que planteó Simeone, con varias faltas alevosas que solo pretendían cortar el ritmo local, el Barça perdió temple y, sobre todo, perdió calidad. Entró André Gomes, ante el que la hinchada todavía reprime sus más íntimas reacciones. Coutinho pasó de la derecha a la izquierda, en lugar de Iniesta y el equipo fue más vertical que paciente.

Sin tiros a puerta del Atlético

Eso no le permitió ser más ofensivo ni más rápido ni disponer de más ocasiones de gol. Sin la elaboración necesaria, el equipo facilitó la ida y vuelta desesperada que planteó el Atlético que, sin embargo, moría en el área de Ter Stegen. Si poco chutó el Barça a Oblak, menos el Atlético al meta alemán.

Al Barça le faltó la inteligencia para explotar los espacios que fue dejando el cuadro madrileño y, lejos de sentenciar el marcador, acabó sufriendo por conservar una Liga que era suya antes de empezar y que nadie le va a quitar a no ser que la regale.