LA JORNADA DE LIGA

El Barça recupera el liderato en el Pizjuán (1-4)

Los goles de Alexis, Messi (dos veces) y Cesc anulan el tanto inicial de Alberto Moreno

MARCOS LÓPEZ / Sevilla

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Estaba el Barça mirando casi el final de la Liga en el Sánchez Pizjuán, con aquel gol de Alberto Moreno, cuando un penoso árbitro le ha metido en el partido –Teixeira Vitienes no vio nada ilegal en el gol de Alexis, aunque estaba en claro fuera de juego– y entonces ha rescatado el fútbol perdido. Con una defensa insegura, sufriendo más de lo costumbre, y un Messi tremendamente descomunal y eficaz en el remate, guiado por la brújula del mago Iniesta, el equipo de Martino vuelve este domingo, otra vez, al primer puesto. Junto al Madrid y el Atlético, pero saliendo vivo de un estadio donde estaban firmando su defunción en la Liga.

No, no ha vivido en el alambre. El Barça ha vivido esta ncohe al borde del abismo, con la soga del condenado apretando su cuello de tal manera que estaba a punto de perder la silla bajo los pies. Tenía el Sevilla acobardado al equipo de Martino. Lo tenía torturado hasta el punto de que el gol de Alberto Moreno, un lateral izquierdo llegando al área de Valdés, retatrataba su miseria defensiva. Más que miseria, era un derrumbe casi absoluto. Bacca, con un soberbio cabezazo al poste derecho de la portería azulgrana, Rakitic, con un mal disparo, y Bacca, de nuevo, han perdonado en la media hora inicial al Barça en una noche de perros.

Viento y lluvia

Un fortísimo viento que parecía llevarse el Sánchez Pizjuán, una lluvia interminable que calaba los huesos y el Sevilla, que tenía ahogado, literalmente ahogado, a los azulgranas. La defensa, con Piqué Bartra, más confundidos que de costumbre, vivía un partido camino del patíbulo. Hasta que ha aparecido José Antonio Teixeira Vitienes.

Engañado por su asistente, ha concedido el gol de Alexis en clarísimo fuera de juego. Una falta servida por Messi, rematada de mala manera por el chileno y el Barça, de repente, se ha conectado a un partido que tenía realmente perdido. El Sevilla, con toda la razón del mundo, se ha desquiciado por ese gol ilegal. Y cuando más llovía, cuando más viento hacía, cuando más desagradable era la noche sevillana, Iniesta ha dibujado un contragolpe celestial.

Celestial porque ha pillado al Sevilla con el equipo desordenado, celestial porque Iniesta, en medio de tanta agua, ha oteado la figura veloz de Adriano, este ha descubierto al rapidísimo Pedro y en un santiamén Messi se ha disfrazado de Messi. Por el control y, sobre todo, por el imponente zurdazo con el que se ha liberado de tanto miedo. Un golazo. Por la jugada y por la ejecución que ha rescatado la imagen del Messi más voraz. Ha olido la sangre y se ha tirado desesperadamente a por ella.

La conexión Leo-Iniesta

 En la segunda mitad, con otros 10 minutos caóticos, con Vitolo fallando lo que no se puede fallar, con Valdés parando latigazos desde fuera del área, el Barça ha sobrevivido hasta que los dos pequeños (Messi e Iniesta) se han enchufado. A partir de aquí, no ha habido partido porque el Sevilla se ha rendido con el 1-3, incapaz de entender qué demonios le había ocurrido. Sin enterarse, tenía la noche en contra. Había dejado de llover en Sevilla, ya no hacía tanto viento, el público ha podido volver a la grada. Pero la tormenta, la auténtica tormenta, ha llegado al final de la primera mitad cuando el equipo de Martino ha superado algo más que un resultado en contra.

Ha superado, en realidad, un auténtico 'match-ball', temiendo perder de vista al Madrid y al Atlético. A través, todo hay que decirlo, del más puro contragolpe. Así llegaron tres de los cuatro goles, incluido el de Cesc.

Lllenar el centro del campo

Tal y como iba el partido, Tata ha acabado llenando el medio campo con Busquets junto a Song, con Cesc junto a Iniesta, con Sergi Roberto en los minutos finales de una noche de locos. De locos porque el Barça ha empezado tiritando de miedo, temiéndose acabar en la sala de torturas y, finalmente, mira por dónde, ha descubierto el paraíso en el Sánchez Pizjuán.

Acabados esos desastrosos 10 minutos iniciales de la segunda parte, el equipo de Martino se ha adueñado de la pelota. Y con el balón se ha defendido, además de firmar el cuarto tanto, una delicia de Cesc gracias a la ambiciosa e inacabable voluntad de Alexis que se ha comido literalmente a Alberto Moreno.

En una noche de truenos, lluvia y viento ha emergido del gran Messi. Le ha ayudado al inicio el árbitro, que se ha comido también un claro penalti de Fazio a la estrella argentina, y, al final, le ha ayudado Iniesta, que ha jugado como si no tocara el agua, y el retorno a la esencia. Así se ha encaramado, de nuevo, al primer lugar.