LA DURA RESACA EUROPEA EN EL BERNABÉU

'Desmountado'

El Barça desarma a Mourinho dentro y fuera del campo y provoca un agrio debate en el Madrid

Mourinho dedica un gesto irónico al árbitro tras la tarjeta roja a Pepe y que acabó provocando su expulsión.

Mourinho dedica un gesto irónico al árbitro tras la tarjeta roja a Pepe y que acabó provocando su expulsión.

DAVID TORRAS
MADRID

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El Barça se levantó sonriente pero esforzándose por mantener los pies en el suelo, con Pep Guardiola persistiendo en el discurso de que nadie se sienta ya en Wembley, un mensaje que repetirá día tras día hasta las 20.45 del próximo martes. El Madrid, en cambio, pasó muy mala noche y, tras la forzada unión que provocó la obsesión de acabar con el Barça de cualquier manera, hoy sufre una hemorragia difícil de contener, que ha agravado la división latente que se vivía por obra y gracia de José Mourinho.

La actuación del técnico dentro del campo, con un planteamiento ultraconservador que nadie ha aprobado, y fuera, en una rueda de prensa que ha dejado serias heridas incluso dentro del club, ha desatado una tormenta en la que caben las criticas más duras y las justificaciones más ridículas. El futuro de Mou vuelve a estar en el aire. Por más coartadas que busque, el Barça le ha puesto contra la pared y ha desmountado su modus vivendi que pasa porque el fin justifica los medios. Perdido el fin de mala manera (la Champions ha roto realmente la Copa y no las manazas inconscientes de Sergio Ramos), los medios, alejados del madridismo histórico, se han vuelto en su contra. Algunos de los que hace dos días le toleraban como un mal necesario, le señalan con el dedo como el responsable de haber echado por tierra la imagen del club. «Esto no es el Madrid, qué vergüenza», coincidían en la tribuna de prensa varios exjugadores, en una línea parecida a los comentarios que Guti hizo durante la retransmisión de la SER.

Y el título de Copa ya no vale de justificante. Florentino Pérez se enfrenta a una crisis de consecuencias imprevisibles. El pulso que casi desde el primer día mantienen Mourinho y Valdano cobra otra vez fuerza. El técnico ha ido apartando al director general de todo. Primero, del vestuario, después le impidió entrar en el hotel del equipo, luego lo alejó del avión de los jugadores y si pudiera, lo echaría del club. Entre los madritólogos se repetía un comentario irónico sobre el desgaste de esta relación: «Valdano iba con Guardiola. Está muchísimo más cerca de él ideológica, cultural y deportivamente que de Mou».

Florentino ha seguido un curioso trayecto que le llevó primero a ponerse del lado de Valdano y después a desautorizarlo para entregarle el alma del Madrid a Mourinho, el único hombre al que veía capaz para derrocar a este Barça. Ahora, se enfrentará a un perverso dilema porque, en el fondo, no tiene otra elección que seguir agarrándose al portugués. Falta saber si Mou se ve con fuerzas para seguir compitiendo y resistirá, y cómo afectará la presión que pueda ejercer el entorno a final de temporada. Y si el Barça conquista el doblete de Liga y Champions, ese efecto se multiplicará.

PRUDENCIA AZULGRANA / En la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí todo es diferente, aunque la consigna es blindarse ante la euforia que se respira fuera. Guardiola ha activado las medidas de control. Ha suprimido la presencia de jugadores en rueda de prensa con lo que la única voz que se escuchará será la suya.

Más allá del juego y del resultado, Guardiola acabó el clásico con un gesto que tuvo mucho de simbólico. Mientras Kaká, Higuain y Benzema se quedaban en el banquillo, hizo debutar en la Champions a un joven de 19 años, Sergi Roberto, una pieza más para retratar el singular estilo del Barça en contraste con el Madrid de Mourinho. Y lo hizo con un mensaje que también es una pequeña declaración de principios: «Ábrete a la banda y encara a Arbeloa sin miedo». Así jugó el Barça sin miedo y con el balón. Empezando por Valdés, que dio 24 pases buenos con el pie, más que cualquier jugador del Madrid.