La Euroliga de baloncesto

La exitosa hoja de ruta de Jasikevicius

El Barça preparó con cuidado la llegada del técnico lituano, que ha clasificado a los azulgranas para la ‘final four’ y lo ha devuelto a la élite europea

“Estamos intentado construir un proyecto en el que podamos llegar muchas más veces a la ‘final four’", asegura el preparador barcelonista

Jasikevicius

Jasikevicius / Jordi Cotrina

Luis Mendiola

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Cuando Jasikevicius aterrizó el pasado verano en el Palau, lo hizo con un único propósito: devolver al Barça a la pelea por los títulos. La última gran conquista se remontaba a la Liga del 2013-14, aún con Xavi Pascual en el banquillo. Desde entonces, la sección había vivido una etapa muy poco productiva con varios cambios de entrenadores (Bartzokas, Sito Alonso, Pesic), escasos resultados (dos Copas en el 2018 y 2019) y nulo protagonismo, especialmente en Europa. En el 2010, el Barça levantó su segunda Euroliga. En el 2014 se clasificó para su última ‘final four’ en Milán.

En  apenas 10 meses, el técnico lituano, de 45 años, ha devuelto la sonrisa al aficionado y dado un vuelco radical a la situación. Es el tiempo que ha necesitado para situar al Barça entre los cuatro mejores clubs de Europa, clasificándolo para la ‘final four’ que se celebrará en Colonia del 28 al 30 de mayo, mientras levantaba una Copa por el camino (el pasado febrero frente al Madrid en el WiZink Center) y armaba un equipo capaz de pelear por la tercera Euroliga de su historia, lo que puede explicar la euforia con la que celebró la clasificación.  “Lo importante al final es que mostramos la verdadera cara del equipo. Mostramos nuestro nivel físico. Los chicos salieron a morir y lo hicieron muy bien. Es para sentirse orgulloso, no solo por ganar, sino por jugar bien”, proclamó.

Reunión en Kaunas

Siete años ha necesitado el Barça para regresar al gran escenario europeo. Después del CSKA, con 19 apariciones en la fase final, el Barça era el equipo más con 15 presencias. La espera nunca había sido tan larga. Pero detrás de ese logro, que puede explicarse por la química de un técnico de enorme talento y una plantilla de lujo, con jugadores de primer nivel como Mirotic, Calathes, Higgins o Davies, a los que se ha unido en este tramo final una leyenda como Pau Gasol, hay un largo proceso de maduración que inició Nacho Rodríguez en el verano del 2018, con un viaje a Kaunas, en el primer intento de traer a Jasikevicius de vuelta a Barcelona.

El técnico azulgrana Jasikevicius da instrucciones en un momento del quinto partido ante el Zenit

El técnico azulgrana Jasikevicius da instrucciones en un momento del quinto partido ante el Zenit / Jordi Cotrina

En aquella reunión, ambos hablaron de intereses comunes, de filosofía de club, de cantera, de fichajes, de un proyecto ganador. Rodríguez, ya exmánager azulgrana, siguió en estos últimos años de forma fiel la hoja de ruta, para que la negociación con Jasikevicius fructificara. La llegada de Davies, de Higgins o Calathes han formado parte de esas líneas maestras que dibujaron, en cierta forma, el preparador lituano y Rodríguez y la que explica la filosofía expuesta por el técnico tras sellar el billete para Colonia Los fichajes de Mirotic y Abrines, al final, solo acabaron de enriquecerla. ”Estamos en el Barça. Es un gran club y está donde tiene que estar casi siempre en la ‘final four’. Como dijo Navarro, siete años son muchos. Lo hemos logrado una vez, pero estamos intentado construir un proyecto con el que podamos estar muchas más veces. Ojalá podamos encadenar unos cuantos años más. La clave es llegar a las finales para darte una oportunidad para ganar”.

El reto del Lanxess Arena

Colonia se ha convertido, así en la nueva tierra de promisión azulgrana, después de que los jugadores del Barça se ganaran el derecho a ser uno de los cuatro aspirantes a levantar el título, junto al Armani Milán, su rival en una de las semifinales, el Anadolu Efes, actual subcampeón europeo, y el CSKA Moscú, el aún vigente campeón, ya que la edición del 2020 se suspendió a causa de la pandemia. El Lanxess Arena, un espectacular pabellón con capacidad para 20.000 personas, sede habitual de las finales europeas de balonmano, acogerá las semifinales el día 28 y la final del día 30, aunque lo hará sin presencia de público por la situación de pandemia.

La recompensa para el Barça llegó después de una fase regular modélica, con la primera plaza de la fase regular, pero también después de saber sufrir y reaccionar en una serie agónica frente al Zenit de San Petersburgo, que necesitó del desempate.  “Después de estos 10 meses, no habíamos llegado bien. Pero nos clasificamos. Hay que aprender de cómo vamos a llegar mejor a la ‘final four’ y cómo trabajar pensando en algunos de los objetivos que nos quedan”, reconoce el técnico tras una serie que ha sido una lección obligada, que servirá de base para encarar la semifinal frente al Armani Milán, el equipo de Ettore Messina, del base canario Chacho Rodríguez y del exazulgrana Malcolm Delaney. El equipo italiano volverá a la ‘final four’ 19 años después y buscará su primer título desde 1988. Todo un desafío para los barcelonistas.

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