'AFTERWORK' DE EL PERIÓDICO

Carlota Pi (Holaluz): “Yo pondría al ejército a colocar placas solares en los tejados”

La cofundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz reflexiona sobre la crisis energética en una conferencia organizada por EL PERIÓDICO

Esta distribuidora de energía verde asegura que el problema del precio se resolvería si los 10 millones de tejados residenciales que hay en España tuvieran instalaciones fotovoltaicas

La presidenta ejecutiva de Holaluz, Carlota Pi, junto al director de información económica de Prensa Ibérica, Martí Saballs

La presidenta ejecutiva de Holaluz, Carlota Pi, junto al director de información económica de Prensa Ibérica, Martí Saballs / FERRAN NADEU

Paula Clemente

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Carlota Pi lo tiene más que claro. Si en este preciso momento la ministra responsable de la energía en este país (Teresa Ribera) cruzara la puerta y le preguntara si quiere algo, ella no precisaría ni de medio segundo para pensar la respuesta. “Que pusiera al ejército a colocar placas solares encima de los tejados”. El público que la escucha en el último afterwork’ de la temporada, un ciclo de conferencias organizado por EL PERIÓDICO y Holaluz en la Casa Seat de Barcelona, ríe la ocurrencia. “Lo digo en serio: el problema del precio se acabaría inmediatamente”, afirma esta emprendedora.

De formación ingeniera industrial, Pi es precisamente la cofundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz, una comercializadora de energía verde con 12 años de vida, pero ya valorada en unos 200 millones de euros, que acumula –según confiesa esta directiva- entre cinco y diez ofertas de compra, con en torno a 390.000 clientes a cierre del año pasado y unos ingresos de 570 millones de euros. De hecho, solo el primer trimestre de este año, ha facturado más de la mitad de esta cantidad. “Son resultados que miramos con orgullo, pero todavía estamos en el pie de la montaña”, asegura la empresaria, que aspira a alcanzar el millón de clientes en 2024 y que sueña con culminar la “revolución de los tejados”, un objetivo que han convertido en marca y bandera de la compañía y que creen que resolvería de cuajo la crisis energética que enfrenta el mundo.

“Tenemos un cóctel que hace que el precio del megavatio-hora (MW/h) sea de 300 euros, pero esto no es por una situación circunstancial (como una guerra), es porque el sistema de producción y consumo de electricidad ha colapsado, ya no se puede estirar más”, plantea Pi. “El precio de la energía no bajará: lo que estamos sufriendo es producto de un fallo estructural del sistema”, insistirá rato más tarde la directiva, que, entrevistada por el director de información económica de Prensa Ibérica, Martí Saballs, añade como prueba que estos 300 euros que cuesta esta semana la energía en España se dan con el precio intervenido. En Francia, dice, el megavatio-hora está ya en los 700 euros.

De ahí su revolución de los tejados, que pretende poner placas solares sobre los 10 millones de tejados residenciales que hay en España, de los cuales 8 millones son casas unifamiliares. “Cuando seamos capaces de que en cada tejado haya placas para producir electricidad para convertir ese edificio en una central de generación, los precios de la energía volverán no a los 50 euros de marzo del año pasado, sino a 35 euros para los próximos 40 años”, señala Pi.

El sistema de Holaluz

El ‘modus operandi’ de Holaluz es comprar energía producida a partir de fuentes renovables tanto a productores que se dedican industrialmente a ello, como a particulares que tienen instalados sistemas fotovoltaicos en sus casas y que producen más energía de la que consumen. “Airbnb convierte a personas en hoteleros; nosotros convertimos a familias en productores”, sintetiza la experta. “Es tan buena la propuesta de valor, que estamos generando incluso un problema fiscal”, indica en referencia a que, al vender esa energía, la familia en cuestión tiene que declarar el IVA. La empresa está en plena campaña para impulsar un cambio regulatorio que evite este extremo, pero por el camino ha ideado un sistema por el que compensan a los clientes que tienen este cargo tributario por tener placas (y vender su energía) en su segunda residencia, recortando lo que pagan en la factura de su vivienda habitual.

“Veo muy fácil arreglar este problema: no tenemos que esperar a una tecnología futurista que está en un laboratorio, es una tecnología que existe, que es barata y que se instala en un día”, resuelve la cofundadora de Holaluz, haciendo hincapié en que si los 10 millones de tejados de los que parte su campaña suponen un tercio de los contadores de luz que hay en el país, significa que una de cada tres personas tiene un tejado viable. “La decisión es suya”, remata Pi.  

Grandes parques y desarrollo tecnológico

Incluso para las recurrentes pegas que se asocian con las instalaciones de este estilo, ella tiene respuesta: la energía que se deja de producir los días que no hay sol o durante la noche, llega de los grandes parques, y a medida que avance el desarrollo tecnológico, se abaratarán las baterías para almacenar la propia. Y para el que aún dude, dos datos: Alemania tiene 2 millones de instalaciones solares fotovoltaicas, y en Bruselas hay más instalaciones de uso doméstico que en toda España. “Tenemos mucho campo por correr”, apunta.

De todos modos, y aunque critique sin vacilar decisiones como la de declarar la energía nuclear como verde, Pi se muestra optimista. Sobre todo porque sabe que la regulación viene después de la realidad, y ella está convencida de que en algún momento se llegará a los 10.000 MW de potencia solar distribuida. “Llegará un momento donde tener placas fotovoltaicas para producir electricidad será tan estándar como lo es hoy tener un ‘smartphone’ en el bolsillo”, promete. De momento, se conforma con seguir picando piedra hasta que así sea. “Un mercado no lo lidera quien tiene más cuota, ebitda o clientes, sino quien cambia las reglas del juego”, concluye la ejecutiva.