40º aniversario

El "altavoz" de los lectores

EL PERIÓDICO ha apostado siempre por la cercanía con la gente; en el 2011 nació 'Entre todos', una sección de participación

Olga Lerín / Juan Esteban Alejandre

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"Noticia fresca", "Participación", "Tolerancia", "Cotidiano", "Indispensable"... Son las primeras palabras que les vienen a la cabeza a los cinco lectores que EL PERIÓDICO ha reunido con motivo de su 40º aniversario cuando se les inquiere sobre la cabecera. Como si de una relación de pareja se tratara, el idilio que mantienen con el diario ha tenido altibajos en algún momento, pero todos ellos reconocen que, al final, siempre recalan en el mismo puerto. 

Francisco Javier Paz (70 años, Cotobade, Pontevedra) es el más veterano de los cinco y un fiel seguidor del periódico desde aquel 26 de octubre de 1978. En un año trascendental para el devenir de España (en plena transición y sumergida en una crisis económica galopante), este informático jubilado confiesa que le atrajo el "enfoque" del nuevo medio de comunicación. "Se oían discusiones sobre si había periódicos sesudos, como 'Le Monde', o el estilo de 'El Caso'", explica.

"Antes de ir a trabajar acababa el sudoku, lo que provocaba que más de una vez llegara con retraso a la empresa"

Francisco Javier Paz

— Jubilado

Y es que desde el minuto uno, EL PERIÓDICO apostó por el diseño como elemento distintivo -y no un simple recurso decorativo- y el lenguaje fotográfico, un ADN que los lectores todavía hoy valoran con nota alta.

Para Francisco, hubo algo más. Emigró a Catalunya, desde su Galicia natal, a mediados de los años 70, y el diario fue uno de los vehículos de "integración" y "acogida" en su nueva tierra. "Antes de ir a trabajar acababa el sudoku, lo que provocó que más de una vez llegara con retraso a la empresa -confiesa-. Suerte que tenía un horario flexible y podía salir más tarde..."

"EL PERIÓDICO siempre me ha dado la oportunidad de poder expresarme: fue el primero que confió en mí"

Gisela Boada

— Estudiante de Ciencias Políticas

Gisela Boada (18 años, Barcelona) es la única lectora de los cinco que nació con la edición bilingüe del rotativo a pleno rendimiento. Y, por supuesto, es una consumidora 2.0. En la escuela entró en contacto con las secciones de opinión de diferentes medios y el 'Entre todos' de EL PERIÓDICO. "Este siempre me ha dado la oportunidad de poder expresarme y participar. Fue el primero que empezó a confiar a mí. Y he seguido hasta hoy". Eso sí, esta estudiante de Ciencias Políticas -con una "curiosidad" innata desde pequeña- admite que "tantea" diferentes propuestas a diario, pero que EL PERIÓDICO "es de los principales" medios de cabecera. "Es de los pocos que, a veces, compro en papel, porque me gusta tener las noticias delante", concluye.

"Mi mujer me corta las cartas del lector a la mitad porque me enrollo mucho"

Antonio Gómez

— Carretillero

Desde su fundación, EL PERIÓDICO apostó por la cercanía con el lector. Y en el 2011 nació 'Entre todos', una sección de participación y periodismo con el ciudadano que convierte a la gente en protagonista, como si fueran los guionistas de su propia película. Y de eso sabe mucho Antonio Gómez (52 años, Barcelona), carretillero de profesión, pero 'denunciador' de espíritu: ha enviado infinidad de foto-denuncias a diversas cabeceras, incluso a alguna extranjera. "Empecé en 1997 escribiendo una carta del lector sobre una cajera de cine a la que pagué con muchas monedas y me preguntó si venía de mendigar -cuenta-. Y me la publicaron. Eso hizo que cada vez que veía una cosa que no me gustaba enviara una carta. Lo utilizo como altavoz y me ha ido bien".

Junto a su mujer, Lorena, Antonio se ha convertido en todo un experto en la materia. Ella le ayuda a poner orden y concierto en los temidos 2.000 caracteres. "Me corta la mitad, porque me enrollo mucho. ¡Ahí está el truco de que me publiquen muchas!". Él solito ha logrado la colocación de un semáforo en la confluencia de la calle de Cantàbria y la rambla de Guipúscoa o que limpiaran una lámpara del metro, "llena de estalagtitas de polvo", después de mostrarle al exalcalde Xavier Trias el recorte con su carta de EL PERIÓDICO.

Blanca Gotor (51 años, Fuentelsaz, Guadalajara) no tiene dudas sobre dónde acceder a las noticias: "Me tira el papel absolutamente. Tocar ese formato de sábana que, a veces, no sabes muy bien cómo recolocarlo, que se te va para un lado u otro, me hace sentir viva". A esta profesora de instituto, que incluso ha protagonizado la entrevista de contraportada del diario, le gustan todos los contenidos y la prensa rosa, el 'Extra rosa total', como llama a la sección del diariocentrada en tal menester. Y hace un ruego: eliminar páginas de deporte, en general, para dedicarlas al deporte femenino, el arte cotidiano y las cartas del lector. Aquí, Antonio pronto se sube al carro: "Por lo menos, ¡tres o cuatro páginas de cartas!". 

"Me tira el papel. Tocar ese formato de sábana, que no sabes muy bien cómo recolocarlo, me hace sentir viva"

Blanca Gotor

— Profesora de instituto

Puestos a pedir, que para eso los lectores son los protagonistas de esta historia que dura ya cuatro décadas, Marc Casas (42 años, L'Hospitalet de Llobregat), informático y lector en internet ("solo lo leo en papel en algún bar"), reclama más claridad en las fotos que muestra la web: "Son muy oscuras y eso resta fuerza al producto". Reconoce que echa mano devarios diarios para conocer la actualidad -"Si solo miras uno, te estancas en un punto de vista"-, aunque El PERIÓDICO no falta nunca en su casa por tradición (su abuelo era un asiduo consumidor). Y recuerda "con ilusión" el primer número de la edición en catalán, el 28 de octubre de 1997.

"Me gusta conocer la actualidad y cojo varios diarios para saber qué está pasando: si solo miras uno, te estancas en un único punto de vista"

Marc Casas

— Ingeniero informático

Un aniversario también es buen momento para formular deseos: más oportunidades a los jóvenes, mantener la edición en papel, mejorar la calidad de la tinta, el papel y los filtros de los comentarios de las noticias e, importante para Antonio, suprimir el sudoku: "Se me calienta la coca-cola en el bar mientras espero a que alguien lo acabe".