LA PUESTA EN MARCHA DEL campeón

Guardiola inicia la temporada marcando distancias con el club

DAVID TORRAS / JORDI TIÓ
BARCELONA

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La palabra de Pep Guardiola volvió a escucharse ayer en la Ciudad Deportiva, en la puesta en marcha del Barça, que arranca a medio gas por la ausencia de todos los internacionales. Después de despedirse con la Liga, el séptimo título que conquista en dos años, el técnico ha cumplido la palabra que dio de continuar en el banquillo ganara quien ganara las elecciones, pero con la sensación de que no ha querido comprometerse más de la cuenta con un nuevo proyecto que implica cambios.

La renovación de su contrato, que finalmente se ha concretado en una solo temporada en lugar de las dos y otra tercera opcional como pretendía el club, ha significado un primer elemento de desgaste en las recién iniciadas relaciones con Sandro Ro-

sell y la nueva directiva. Pese a no polemizar, el técnico marcó distancias con el club en este asunto más personal y en otros, como elcaso Cruyff. Por más que la junta se distancie del exentrenador, su relación no cambiará. «Cuando necesito un consejo sigo llamando a Johan», dijo.

FUTURO EN EL AIRE / Elfeeling, la palabra que utilizó Guardiola hace un año para justificar la decisión de desprenderse de Etoo, podría utilizarse ahora para interpretar su voluntad de no ligar su futuro no ya por los seis años de mandato, como planteó inicialmente Rosell, aunque renovables temporada a temporada, sino tampoco a medio plazo, como sería deseable para dar una imagen de estabilidad. El técnico dijo sentirse más «cómodo» trabajando con un contrato corto. Y ahora con más motivo. Él sigue, pero en el club ha habido y habrá cambios, y no quiere dar un paso en falso. «Necesito saber que las cosas funcionan, que nos entendemos. Si estamos bien, estaré encantado de seguir. Pero también sé que si las cosas no van bien, no podré seguir».

ZUBIZARRETA, SIN FIRMAR / La negociación del contrato no ha sido fácil y ha provocado puntos de fricción, agravados por la aparición de determinadas informaciones vinculando esta demora a motivos puramente económicos tanto suyos como de su segundo, Tito Vilanova, y cargando la responsabilidad en las exigencias de su representante, Josep Maria Orobitg. Guardiola, cuya ficha está muy por debajo de la de técnicos como Mourinho, Ancelotti y Capello, prefirió dejar de lado estas diferencias, que motivaron que la firma se produjera el miércoles pasado, solo cinco días antes de ponerse a trabajar. «Yo estoy muy bien pagado. El nuevo presidente tenía mil cosas y ha priorizado otras. Hay poquísimas cláusulas complicadas, soy un entrenador muy fácil de llevar », afirmó.

Quien todavía no ha rubricado su contrato es Andoni Zubizarreta, el director deportivo que ocupará el hueco de Txiki Begiristain, y que ayer no participó en la presentación de Adriano. Es una de las piezas clave del nuevo organigrama técnico del que Guardiola dijo sentirse partícipe aunque dejó claro que no todas las decisiones le corresponden a él. «En la primera reunión con el presidente quería saber qué pasaba con Txiki y con Alexanko. Yo estoy por debajo. Una vez tomada su decisión, yo digo la mía, pero es el club el que decide. Aunque en la campaña decían que yo era el amo de la barraca, solo soy un empleado del club».

Un empleado «orgulloso» de seguir en el Barça y que no renuncia a reconocer ni la «buena relación» que mantuvo con Laporta ni la conexión que le une a Johan Cruyff por encima de las diferencias que existan entre él y la directiva. «Algo se ha hecho mal», afirmó, al valorar el episodio de devolución de la insignia y la renuncia del holandés a la presidencia de honor.

«Me consta que el presidente se reunirá con él y estaría bien que encontraran alguna solución. Johan no se lo merece y el Barça, tampoco», proclamó, reconociendo que no se siente solo y que, tal como ha hecho hasta ahora, seguirá recurriendo a él cuando lo necesite.