El síndrome del niño emperador consiste en que niños de pocos años egocéntricos, intolerantes a la frustración y con muy baja autoestima tiranizan a sus padres. Se origina porque estos nunca les han puesto límites, y cuando la vida familiar se vuelve insoportable ya es demasiado tarde para enderezar la situación. En España y Catalunya tenemos unos sindicatos que padecen el 'síndrome del sindicato emperador'. La semana pasada hubo una nueva huelga de Renfe y de metro convocada por uno de estos sindicatos. El motivo no es la conciencia de clase, ya que a quien más molestan los trabajadores de estas empresas es a otros trabajadores con sus mismos problemas.Tampoco tiene que ver con la crisis puesto que ha habido huelgas parecidas desde antes, y dudo que tenga que ver con las condiciones laborales. Para mí, la causa es la falta de límites de unos padres (Gobierno y Estado) a unos hijos (sindicatos) que culmina cuando unos trabajadores invaden las pistas del aeropuerto de El Prat, por ejemplo, y no les pasa nada. Uno de los resultados de esta permisividad, de este coleguismo, es este síndrome del emperador, que tiraniza al Gobierno alterando el transporte de millones de personas. No estoy en contra del derecho a la huelga, lo defiendo, pero debe haber un equilibrio entre diferentes derechos. ¿Ha de prevalecer el de 5.000 o 10.000 trabajadores sobre el de más de 2 millones de ciudadanos a circular libremente? ¿No sería hora de buscar un tratamiento para este síndrome que, como en el caso de los niños, solo puede ir a peor?
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