En el Departamento de Enfermería de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) ¿y seguro que en todas las universidades-- se celebró el 12 de mayo el Día Internacional de la Enfermería, y quiero aprovechar el acontecimiento para recordar el papel de las enfermeras en la salud de la sociedad, y el papel que jugamos y que podemos jugar en una coyuntura como la actual, en la que se combina una preocupación por el modelo de salud y la crisis económica. El `conseller¿ ha fijado su plan de medidas, y no todas ellas se han comunicado bien a la sociedad. Algunas han generado una alarma social, tal vez algo precipitada, cuestionando la atención al paciente. Pero no quiero entrar en este tema; quiero hablar de las enfermeras. El `conseller¿ dijo que había que ¿adecuar el sistema público de salud a las nuevas necesidades sanitarias de la población catalana, y en este proceso de transformación las enfermeras deberán jugar un papel clave¿. Quiero decir al `conseller¿, y a toda la sociedad, que estamos preparadas. Como siempre. Somos profesionales del cuidado, corresponsables de la salud de la población. Me gustaría que se contara más con nosotras, y que los ciudadanos siguieran confiando en nosotras más que nunca. Podemos ayudar, y mucho, a mejorar la salud de los ciudadanos y a disminuir el coste sanitario. No porque nuestro sueldo sea inferior al de los médicos, sino porque centramos nuestra actuación no solo en la curación, sino también en la prevención de la enfermedad. Nuestra función es distinta a la de los médicos y lo sabemos todos los que hemos estado enfermos o tenemos enfermos en casa. Estamos a su lado cuando despierta de una intervención, atendiéndole durante el posoperatorio, o durante el embarazo, conociendo su entorno familiar, enseñándole los beneficios de una dieta sana. Estamos al lado de la persona en su nacimiento, infancia y adolescencia; le atendemos en su domicilio cuando es necesario, continuamos sus cuidados a través del centro de atención primaria, en las enfermedades crónicas y en el envejecimiento, hasta el final de la vida. Donde haya alguien al que cuidar, allí estará su enfermera. Podemos ayudar mucho en la educación sanitaria de los jóvenes, en las escuelas y en las empresas. Si nos dejan hacer nuestro trabajo, garantizaremos una mejor calidad de vida y mejor uso de los recursos. Se nos ha maltratado en las series de televisión, formando una falsa imagen de frivolidad. Lo peor es que las enfermeras nos hemos callado, y quizá hemos dejado de creer en nuestra profesión: tenemos que cuidar, acompañar y hacer avanzar la profesión con nuestra investigación. Somos una pieza clave en el equipo de salud y no las ¿ayudantas del médico¿, como muchas veces se nos define. No queremos hacer más de lo que nos toca, pero queremos hacer todo lo que nos toca. He dicho antes que la alarma social era algo precipitada. Algunos se preguntarán por qué. No es por motivos políticos. La razón es que conozco a las enfermeras y nuestro compromiso con el enfermo, y no le vamos a dejar solo, pase lo que pase. Cuenten con nosotras.
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