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PROBLEMAS SANITARIOS

La precariedad sanitaria agota la paciencia

Lunes, 26 de septiembre del 2011 Maria Àngels Manchón Alejandro (Barcelona)

Tengo 65 años, y como paciente de riesgo que soy, ya que necesito diálisis desde hace mucho tiempo y me acaban de hacer el segundo trasplante de riñón en el Hospital del Vall d'Hebron de Barcelona, me parece inadmisible que se recorte en sanidad. El señor Mas alegó en una comparecencia que el Govern aplicaba un principio básico de economía familiar. Increíble. ¿Se pueden suprimir servicios sanitarios? El 29 de julio me ingresaron a toda prisa, y ese mismo día se cerraba la planta de nefrología. Precisamente ese día. Era una planta vital para todo paciente que, como yo, tiene la mala fortuna de necesitar un riñón para poder vivir con un mínimo de calidad y dignidad. Repartieron a los enfermos con problemas de riñón en todas las plantas del hospital. Las pobres enfermeras de la planta de pulmonar, que es donde estoy, nos tienen que atender pese a no dominar la especialidad. Las enfermeras, por culpa de los recortes, doblan turnos y terminan agotadas, física y psicológicamente. A la cama de mi compañera de habitación se le rompió el mecanismo y debió adoptar una postura incómoda hasta que vinieron unos operarios que hicieron un arreglo, ya que no disponían de más camas. Las consecuencias para la salud son nefastas. Hay unas escasas capacidades asistenciales que están muy lejos de las que había hace solo tres años, cuando teníamos uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo. Pero ahora sufrimos esta comedia de la crisis y han puesto sobre nuestras espaldas la inoperancia de los últimos gobiernos de la Generalitat y del Gobierno central. Dentro de los derechos constitucionales, la sanidad es un derecho básico, al igual que la vivienda, pero quienes nos gobiernan ya no respetan ni los derechos básicos de una población que ha perdido ya toda confianza en cualquier partido político. ¿Quieren poner a prueba nuestra paciencia? Eso lo pueden hacer con un niño, pero si el juego lo quieren hacer con toda la sociedad, es como jugar con fuego. A mí ya no me quedan más gotas de paciencia.



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