Lunes, 11 de julio del 2011 Lourdes Scanu Casanova (Barcelona)

En relación con la carta (de Àngels Petit Pons ¿Exceso de fármacos para los niños¿) publicada el 9 de julio, sobre la prescripción excesiva de medicación para los chicos diagnosticados de TDAH, quiero exponer mi opinión: me indigna comprobar que hay una diferencia abismal entre los médicos que tratan estos temas, en función de su orientación profesional y personal. Hablo, sobre todo, de los psicólogos, que suelen ser los primeros que valoran al niño a petición de la escuela o de los padres. Deberían unificar los protocolos para diagnosticar a un niño, incluyendo pruebas médicas. También puede haber muchos chicos que han seguido terapias psicodinámicas durante largas temporadas sin llegar a ningún diagnóstico, pagando por cada sesión, sin ninguna mejora y, lo que es peor, habiendo perdido un tiempo irrecuperable. Este tiempo, en manos de los profesionales a los que la autora se refiere, habría sido más provechoso para la criatura. No todos los casos requieren medicación, pero con el TDAH el logro de unas rutinas y la terapia cognitivo-conductual son vitales para su abordaje. Un chaval bien diagnosticado y tratado desde pequeño será un adolescente menos conflictivo. Yo fui diagnosticada a los 45 años y ahora entiendo muchas situaciones de cuando era pequeña: notaba como un motor interno que me producía mucha ansiedad, lo que solucionaba haciendo payasadas; siempre llegaba tarde, me costaba mucho organizarme yno entendía por qué me pasaba.

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