Voy a romper una lanza en favor de Rodrigo Rato. Yo estudié derecho y me aprendí de memoria el Código Penal y no recuerdo ningún artículo que impusiera la durísima humillación de la que ha sido objeto. Vergonzoso. Rato no me merece simpatía. Su ambición le llevó a una conducta impropia de un hombre de bien, hay demasiados indicios de ello. Justo es que lo juzguen y le apliquen la ley. Fue un horror el tratamiento televisivo y el teatro de los registros a su domicilio y despacho. Esto huele a venganza, a política sucia, a intereses inconfesables. Una vendetta en toda regla. No se puede humillar y vilipendiar a un ser humano de esta manera mientras las masas aplauden y las televisiones se regodean, dando carnaza a su audiencia. Y mientras, los ministros repiten la mayor de las mentiras, que la justicia es la misma para todo el mundo. Nunca la justicia fue igual para todos, que se le pregunten al santo esposo de doña Cristina.
El señor Rato podrá ser condenado, pero es una ser humano y merece ser tratado con dignidad. España se merece más. El poder debería hacer lo imposible para que pueblo viva con dignidad y en bienestar. Ya se encarga la vida de recordarnos que esto no es un lecho de rosas. Que haya justicia, paz y pan.
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