Con la subida de la intención de voto de Podemos, el bipartidismo se ve amenazado y ha adoptado la estrategia de la descalificación y el acoso mediático. Con Podemos pueden pasar dos cosas: que asuma el poder y ofrezca una mejor calidad de vida, condene a los que nos han arruinado, nos devuelva las instituciones públicas y procure salidas laborales, o que, por el contrario, empeore las cosas (difícil, pero posible). Sea como sea, lo único que nos queda es Pablo Iglesias, porque, si las cosas empeoraran, quizá, y solo quizá, sería el punto de inflexión para que nuestra sociedad comprendiera que si queremos algo debemos cogerlo, volviendo al espirítu combativo del que nos ha despojado un sistema depredador y depresivo. Si tenemos que tropezar, tropecemos con una piedra nueva. Solo basta ver con qué dureza atacan a Podemos, y los enemigos de tus enemigos son tus amigos, al menos de momento.
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