Me siento muy catalana, amo mi tierra, mi lengua y mi cultura, y no tengo necesidad de independizarme de España. Creo que uno de los motivos que mueven a quienes sí lo desean es el sentimiento por nuestra lengua. Me gusta mucho mi idioma y lo uso para comunicarme y expresarme, con la misma pasión y sentimiento que cuando empleo cualquier otro que no sea el catalán. Pienso que el deseo de separarse responde a un arraigo desmedido que lleva a querer cuidar y proteger nuestra cultura a base de barreras y fronteras. Otro motivo puede ser el económico, pensar que la Generalitat, al no depender del Gobierno central, podría contar con más recursos y destinarlos a un mayor bienestar para todos. No lo creo, y además la financiación que hay es la que se pactó en su día con el Gobierno de la época. Todos sabemos que se debería mejorar: renegociémosla. Pero este no es motivo para separarse sin haber luchado antes. Esta es la era de la alta tecnología y la globalización; impera la comunicación y la información fluye, aportándonos enormes posibilidades de crecimiento y la ocasión de estrechar lazos antes inimaginables. Vivimos una evolución constante y a pasos agigantados, que hace posible que nos ayudemos mutuamente y nos podamos amoldar mejor a los cambios y acontecimientos venideros, que sin duda cada vez serán más sorprendentes y extraordinarios. La unión hace la fuerza y proporciona amplitud de miras para vencer los contratiempos con eficacia. No nos limitemos, seamos todos ciudadanos del mundo.
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