Ahora resulta que también hay que generar conflicto sobre cómo elaborar las listas de los libros más vendidos por Sant Jordi. Hasta el punto de que el Gremi de Llibreters se ha visto inmerso en una extraña polémica a pocos días de su fiesta grande. Evidentemente la literatura es un negocio, pero ¿hay que violentar hasta tal extremo la Diada de Sant Jordi? El revuelo ya comenzó con la siempre cuestionada categoría de libros mediáticos. Por si no se hubiera generado suficiente disputa entre escritores, también se hace saltar a la arena a editores y libreros. ¿Acaso no acaba siendo igual de digno un libro vendido en la más alternativa de las librerías que en un centro comercial? Lo importante, al fin y al cabo, es que los libros se vendan (o se consulten en las bibliotecas). Que se fomente la lectura y que, aunque sea una sola vez al año, la ciudadanía de este país sienta la necesidad de tener un libro entre sus manos. De verdad que no entiendo la obsesión de hacer ránkings para todo.
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