Viernes, 24 de abril del 2015 María Teresa Roca (Barcelona)

Con su artículo Los perros primero (15 de abril), Najat el Hachmi parece no haber  estudiado las teorías darwinianas. De hecho, falta a la revolucionaria premisa del científico inglés: todos los seres humanos somos animales. Somos una especie de primate de la familia de los homínidos, ni más ni menos. Presumimos de tener capacidades mentales superiores pero somos animales sociales y afectivos, por eso nos suelen gustar los perros y los gatos. Tenemos un potencial enorme para los conceptos abstractos pero a la vez, como desgraciadamente todos sabemos, también somos capaces de lo peor, como el abandono de seres dependientes, la destrucción de la naturaleza, la violencia gratuita.
Debemos entender que la convivencia en un espacio urbano nos obliga a tener especial cuidado con los espacios y la seguridad. Por eso, abogo por llevar los perros atados excepto en las zonas autorizadas y abogo también por la recogida, sin excepción, de  cada una de las heces que pueda evacuar un animal bajo nuestra responsabilidad.  Pero también  por la tolerancia y la comprensión hacia esa mayoría que amamos a los perros y los gatos, aunque no siempre estamos a la altura de sus cualidades, como la lealtad. 

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