El pasado 22 de agosto me desplacé en tren desde mi localidad hasta la estación de paseo de Gràcia en Barcelona. Una vez allí, me sorprendió descubrir que en esta estación no hay asientos en ninguno de los dos andenes. A las 19.00 horas, con un calor insoportable y el andén abarrotado, la gente (niños, jóvenes y ancianos) esperaba de pie la llegada de los trenes. En una estación central de Barcelona donde paran trenes de cercanía y de media distancia es necesario que haya asientos. A no ser que esté en fase de remodelación, me parecería un error lamentable que RENFE prescindiera de los asientos, además de una falta de respeto para el pasajero que paga los billetes.
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