Lunes, 4 de febrero del 2013 Dionís Bel (Barcelona)

El caso Bárcenas y sus ramificaciones deben ser la gota que colme la paciencia ciudadana. La situación política por casos de corrupción en este país se ha vuelto insostenible y es obligada una regeneración total de nuestra democracia. Para ello, es necesaria la disolución de las Cortes y el Senado y la convocatoria de nuevas elecciones que dé como resultado un Gobierno que se compromete a llevar a cabo, en el plazo máximo de un año, una renovación en los órganos de la justicia, suprimir o renovar el Senado, reformar el modelo de las autonomías no históricas y proceder a racionalizar la Administración del Estado copiando los sistemas existentes en países como Suecia, Holanda o Suiza, con la transparencia y el rigor como norma. De no llevar a cabo una regeneración de esta índole seremos (somos ya) el hazmerreír de Europa.

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