Viernes, 9 de octubre del 2015 Esteban Viciana (Barcelona)

Un profesor en el último año de la carrera de Medicina nos preguntó, hace apenas un año, qué veíamos de negativo en la organización del sistema catalán de salud. Un alumno contestó lo que muchos pensábamos: la gestión privada de muchos hospitales. "¿Sabéis que esas empresas no se lucran por su actividad?", replicó. En el sistema de salud se diferencian unas entidades prestadoras de servicios, que son quienes gestionan hospitales y centros de salud, y el CatSalut, que es quien las contrata, financia y evalúa. Por eso tenemos una sanidad pública, porque la Generalitat paga a esas empresas para que nos den un servicio.  ¿A quién hay que culpar de lo que no nos gusta del sistema? A finales de septiembre, me llegó una carta para realizar una primera consulta a Alergología. La solicitud del CAP se realizó en mayo. La cita en el Hospital de Sant Joan Despí es para el 18 de enero del 2016. Vivo frente al el Hospital de Sant Pau, y a dos manzanas del Hospital Dos de Maig. Llamo y me informan de que han centralizado sus consultas de Alergología en el Sant Joan Despí. ¿Por qué una empresa decide centralizar un servicio sanitario en un hospital tan lejano respecto a la población a la que va a atender? No es un absurdo único. Para los habitantes de esta misma zona, el servicio de radiología de atención primaria de referencia está en el CAP Poble Nou. De la misma forma, el centro de referencia para el control de patología mamaria no está en ninguno de los dos hospitales cercanos sino en el Hospital del Mar. Hace cuatro años Salut anunciaba el cierre del Hospital Dos de Maig. Gracias a la presión de trabajadores y vecinos, la Generalitat se lo repensó. Sin embargo, su entidad público-privada insiste en llevar sus servicios a sus otros centros.

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