Hay que felicitarse por la creación de un Comisionado para la Transparencia, y el nombramiento de la señora Bassols para su dirección. Pero quisiera hacer una pequeña aportación al término transparencia, tan utilizado últimamente que corre el riesgo de perder la esencia. Si vamos a una definición solvente (la de la organización Transparency International), el concepto incluye el término accountability, responsabilidad. O sea que la transparencia no se limita a poner a disposición de la ciudadanía los datos, sino que en el caso de que estos reflejen alguna fechoría, se puedan pedir cuentas. Y dado lo que estamos viviendo estos días, añadiría que esto deberían ser por implicación directa, por haber cometido una acción punible, o por omisión, cuando el responsable haya mirado hacia otro lado o simplemente cerrado los ojos. No veo que eso se especifique suficientemente en la ley. Ya que hacemos tanto alboroto –con oficinas, firmas y declaraciones–, al menos hagámoslo bien. Para empezar a construir estructuras de Estado, lo primero son unos cimientos sólidos.
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