Martes, 23 de abril del 2013 Susana Justo (La Pineda)

Hace más de una década que vine a Tarragona y decidí vivir aquí con todas sus consecuencias. Al cabo de un tiempo, aunque entendía y hablaba el idioma, decidí estudiarlo, porque el saber no ocupa lugar y porque la mejor integración y la mejor manera de agradecer a esta tierra que me acogiera era aprender su cultura y divulgarla. Quien dice que no hay facilidades es porque no las busca. Yo elegí pagar por estudiar catalán, pero los niños tienen la suerte de estudiarlo en el colegio. ¿Por qué modificar esto? ¿Por qué en vez de fomentarlo nos dedicamos a extinguirlo? ¿Por qué si una persona decide no hablarlo, exige que nadie lo hable? ¿Por qué si un padre dice que no, veinte niños o más se han de resignar a esa decisión? Es triste que la gente no se integre y critique, pero lo más triste es que nadie haga nada. Todas las lenguas deberían estar protegidas... igual que protegemos castillos, que damos valor a bailes y fiestas. Y el catalán es el emblema de una tierra.

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