La aprobación de la nueva ley de consultas por nuestro Parlament no es el final de nada sino un paso más del camino hacia la independencia de Catalunya. Y tenemos mucho camino por recorrer, pero debemos saber que cada nuevo movimiento será más difícil y no excluido de riesgos para aquellos que están dando la cara por nosotros. A todos ellos les tenemos que agradecer muchísimo su tarea, ya que son los que enseñan el rostro mientras nosotros nos diluimos en las corrientes humanas de las manifestaciones. Y si el Gobierno estatal no respeta la decisión que ha tomado nuestro Parlament, y utiliza a un Constitucional politizado y manipulado por los dos grandes partidos, nos veremos obligados a dar un paso más. Los catalanes no permaneceremos impasibles ni nos quedaremos en casa de brazos cruzados. La solución pasará por otras alternativas que, aunque no son las ideales, será necesario tener en cuenta dado que, como todos sabemos muy bien, ya no hay marcha atrás. Disponemos de una herramienta, la desobediencia civil, totalmente legal, con ejemplos muy recientes, como Stop desahucios, No vull pagar, la insumisión a la mili; y otros como el de Luther King y la lucha contra la segregación racial… La desobediencia civil es, en definitiva, el acto de no acatar una norma injusta impuesta a una población. La desobediencia, en su ejecución, debe ser de forma consciente, pública y pacífica a, manteniendo una actitud firme de protesta contra la autoridad a fin de hacer rectificar los errores que esta haya cometido a juicio de los que protestan.
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