Domingo, 13 de septiembre del 2015 Hortensia Iturriaga (Barcelona)

Las sociedades cambian más lentamente de lo deseable para alcanzar el ansiado bienestar de todos. Por eso en su día el sociólogo Ray y la psicóloga Anderson realizaron durante años un amplio estudio para averiguar el porcentaje de conciudadanos que estaban por la labor de cambios sociales profundos y el resultado fue notable. Los bautizaron como The Cultural Creatives en el libro de año 2000, términos que corresponden entre nosotros a algo así como los fermentos del cambio. Algunos otros países también han hecho lo posible por averiguarlo en su ámbito, pero no en España o sea no en Catalunya. En ese universo de los fermentos del cambio existen ciudadanos convertidos en empresarios que se rompen los cuernos sin aspavientos para desarrollar empresas que fabriquen sin generar residuos. Existen otras empresas que han cambiado las formas de producción y trabajo. Lentamente, pero algunos buscan un mundo mejor. Sin embargo, aquí en Catalunya que es España llevamos cinco años inmersos en una pesadilla por la incompetencia de líderes políticos y de opinión que ante el evidente desafío mundial de solidaridad y progreso, nos dan dos salidas: a) Prescindir de las leyes de la física para atravesar el agujero negro que nos llevará sin más del robo de lo público y la corrupción a una nueva Galaxia donde seremos el planeta Catalunya, floreciente y rico en todo porque somos los mejores y b) Caer de una vez del guindo y reconocer que el Gobierno del Estado nos ha llevado a una situación insospechada de bienestar macroeconómico y transparencia en la gestión, a pesar de la herencia recibida y de la corrupción de sus filas, que siempre han sido los primeros en denunciar. Tengo ganas de que acabemos entre muchos con estas pesadillas disfrazadas de cuento de magos. Deberíamos saber ya que las soluciones serán solidarias o no serán.

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