Jueves, 27 de diciembre del 2012 Miquel Carrillo (Barcelona)

Leyendo el acuerdo de legislatura y los planes del nuevo gobierno de Catalunya, comprobamos que no hay manera de soslayar la visión de supermercado que nuestra clase política tiene del mundo que nos rodea, un inmenso caladero en el que posicionar bien nuestros barcos para pescar lo máximo posible. En este sentido se articulará la acción de cualquier gobierno, incluso si aspira a romper amarras con el armador de toda la vida. La semana pasada se oyó en un encuentro entre Exteriores y oenegés que los derechos humanos no son prioritarios para la diplomacia española, y que no podemos ponerle palos en las ruedas a las empresas que se aventuran más allá de los mares. Qué concepto de nuestra misión en el mundo: hablando de recortes, en las embajadas podríamos dejar solo a los agregados comerciales para coger el teléfono. Pero estén tranquilos. Por lo que se ha visto, en esto no habrá choque de barcos: se dirigen hacia África, Asia o América a por la misma presa.

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