Seguro que muchos os acordáis del eslogan Barcelona, posa¿t guapa. Desde entonces, la ciudad se ha convertido en la capital del Mobile World Congress, en la sede de los XGames, en sede olímpica de nuevo por el mundial de natación y en tantas otras cosas que hacen de Barcelona un hogar de acogida para todos. Pero, para mi sorpresa, el Ayuntamiento prohibe atender a las personas más vulnerables de la sociedad, un cuarto mundo que sí que existe y que es atendido por unos voluntarios que, sin perturbar el orden público, auxilian a los ciudadanos que pasan hambre, frío y soledad. La razón que esgrime el consistorio es que ser solidario de esta manera atenta contra la dignidad de las personas y no da una buena imagen de la ciudad. El artículo 1.2 de la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad establece que las autoridades municipales deben fomentar el respeto de la dignidad de todos y la calidad de vida de sus habitantes. Señores del Ayuntamiento, es sorprendente que en pleno siglo XXI, en ¿¿una crisis a todos los niveles sin precedentes, se prohiba vivir con más dignidad a aquellos que lo pasan peor. Barcelona es la casa de todos y tiene vocación universal precisamente porque en ella cabe todo el mundo.
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