El proceso soberanista pretende forzar al Estado a la aceptación plena de las pretensiones nacionalistas. A simple vista se puede pensar que se busca la independencia, pero no es creíble por los terribles costes económicos que tendría. El objetivo, al menos para CiU, debe ser un nuevo estatus, de independencia de facto y mera pertenencia formal a España. Pero el partido gobernante en España no puede entablar una negociación en términos confederales sin perder muchos votos y toda opción de ser reelegido. Ante este rechazo, el nacionalismo aumenta el desafío, el Gobierno se enroca y CiU aumenta el órdago. Toda una espiral. Y hoy nos vemos abocados a unas elecciones plebiscitarias que consagrarán la división social de Catalunya. ¿Era necesario? ¿Se podría negociar sin partir de posiciones maximalistas? ¿Se puede todavía alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes? Yo espero que sí, pero son necesarias mucha generosidad y autocrítica de todas las partes, y al señor Mas, una pieza clave, lo veo sin modestia, sin nada que perder y con ansias de pasar a la historia, ¿Es Mas la solución o el problema?
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