El micromecenazgo está en alza. Cada vez hay más plataformas para recoger dinero de particulares. Desde Verkami hasta Goteo pasando por Todo Suma, cientos de proyectos salen adelante gracias a ellas. ¿Fantástico, no? Pues no del todo, porque lo que parece una revolución puede ser una trampa para la cultura. Museos y entidades culturales se ven forzadas a probar suerte con el micromecenazgo para cubrir lo que antes conseguían con las subvenciones. Las administraciones, a su vez, ven cómo estas asociaciones se desenvuelven sin su dinero, y siguen recortando las subvenciones aún más alegremente.
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