A menudo es noticia la generosidad de aquellos que tropiezan con sobres o maletines cargados de billetes y deciden devolverlos. Mi caso es más sencillo, pero merece mi reconocimiento público. La semana pasada olvidé mi móvil y sus 8.000 fotografías sin copia de seguridad en un taxi de Barcelona. Telefoneé y, a la media hora, Hassan me devolvía mi tesoro. No era la primera vez: de hecho, fue el colofón a siete días coincidiendo con buena gente. Olvidé mi cartera, con absolutamente todo dentro, en el restaurante Can Quico de L'Ametlla del Vallès. Al día siguiente, los agentes de la policía local de L'Ametlla 1006, 1032 y 1034 me esperaban en Can Quico para devolvérmela… Aquí solo hay derroche de buena gente
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