Lunes, 22 de septiembre del 2014 Ana Segura (Sta. Perpètua de Mogoda)

La batalla de los libros de texto se libra entre intereses aparentemente opuestos. Familias que quieren una inversión más ajustada a los tiempos que nos toca vivir frente a los beneficiarios directos del negocio, libreros y editoriales. Muchos centros cambian continuamente los libros (aún no he logrado averiguar por qué) sin pensar en la economía de las familias, que intentan beneficiarse de un intercambio o aprovechamiento entre hermanos para cursos futuros. Libreros y editoriales no ajustan los precios de libros, que llegan a costar un promedio de 300 euros por niño. Y muchas ampas, por falta de socios activos y tiempo, no pueden promocionar adecuadamente el intercambio o compraventa de libros de segunda mano. 
¿Qué hace una familia que quiere dar salida a los libros del año pasado y a su vez conseguir libros de segundo o tercer uso? Solo algunos centros escolares promueven debidamente iniciativas de socialización, mercados de intercambio y compraventa. En las webs de objetos de segunda mano los anuncios de libros quedan desperdigados entre móviles, negocios y publicidad, y es difícil el contacto entre las familias del mismo centro, que sería lo más lógico y sencillo. ¿Por qué tanto enfrentamiento inútil cuando antes las familias pasaban libros de hijo a hijo y libreros y editoriales hacían también negocio?
Creo que la respuesta es comparable a la burbuja inmobiliaria. Las familias tiraban los libros del curso pasado y compraban para el siguiente todo el material nuevo cargándolo a la Visa. No había margen para buscar alternativas, madres y padres tenían poco tiempo para las gestiones de principio de curso. Papá y mamá trabajaban para no tener que preocuparse de estos y otros gastos. Pero la burbuja nos ha explotado a todos en la cara y ahora debemos volver a poner los pies en el suelo. De nosotros depende que esta realidad tan desagradable se torne oportunidad, decir basta, ser dueños de nuestras propias decisiones. Y eso va para todos, libreros, editoriales y familias. Aunemos esfuerzos, ideas, y colaboremos. Seguro que hay maneras y soluciones para todos.

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