Lunes, 23 de marzo del 2015 Mercè Sanz (Barcelona)

El 10 de marzo a las 13.45 había 10 guardias urbanos en el chaflán de Aribau con València. ¿Qué hacían tantos? Pues paraban a todas las motos. Yo conducía y mi compañero llevaba el casco sin abrochar. El guardia que estaba al lado del nuestro paró la moto que venía detrás, también con el casco sin abrochar. El nuestro nos pidió los papeles, el permiso de conducir y el carnet de identidad del acompañante. Le explicamos que nos había surgido un imprevisto, que veníamos del médico y que era el casco de mi hijo, dos tallas más pequeñas, que casi no le entraba (aunque no sea excusa para no llevarlo abrochado). El guardia de al lado indicó al motorista que debía abrocharse el casco, le ayudó a hacerlo y le dejó ir.  El nuestro nos puso una multa de 200 euros, que si pagas antes de 20 días sale por 100. Por la noche recibí en casa la propaganda de Barcelona, una capital que inspira y la rompí, estaba muy enfadada por la multa. Personalmente me inspira que mi ciudad recauda y  yo ayudé a hacerlo. Es la sensación que me dieron los 10 agentes, aunque el guardia de al lado, con su actitud, creo que inspira más y ayuda al bienestar y el progreso. A mí me tocó el recaudador.

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