Martes, 27 de enero del 2015 Manuel Grima (Padua, italia)

Ayer todo el mundo hablaba de Grecia. Hoy todo el mundo habla de Grecia. Mañana todo el mundo hablará de Grecia. Hace muchas semanas que todo el mundo habla de Grecia, concretamente desde que se convocaron elecciones y toda Europa se estremeció ante la posibilidad del cambio. Pero ¿qué era de los griegos antes de todo esto? Nadie, y me incluyo, se acordaba de ellos. Sobrevolaba Europa la idea de expulsarlos del euro y nadie decía nada. Se arrastraban los cuerpos y las almas de miles de griegos sumidos en la pobreza y tampoco nadie decía nada. Y hoy, cuando todo el mundo tiene su mirada puesta en ellos, me pregunto cómo hemos podido despreciarlos de esta manera, cómo el continente que alza la bandera de la democracia ha podido olvidarse de la cuna que la vio nacer. Pues bien, el cambio ha llegado, de la mano de Alexis Tsipras, de Syriza, de los griegos. Lo han vuelto a hacer, el país que marcó un punto de inflexión en la historia de la humanidad ha vuelto a protagonizar un cambio en la historia de Europa. Grecia es el primer país de la historia reciente de la Unión Europea gobernado por la izquierda pura, desafiando las políticas hechas hasta el momento. Hace tres mil años el cambio salió bien, el de ayer aún está por ver. Lo que nadie puede olvidar es que Grecia es cambio, un cambio en el que estamos todos.  

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