Jueves, 19 de marzo del 2015 Rosa Bover (Barcelona)

Mi experiencia docente me permite decir que, después de más de 30 años de inmersión lingüística en la escuela, su aplicación ha sido un éxito sin lugar a dudas. Mis casi 20 años de trabajo como maestra en un barrio de Barcelona con mayoría de familias inmigradas de diferentes lugares de España me dicen que solo por este camino se puede dar la oportunidad a las generaciones futuras de conocer, hablar y amar la lengua catalana. Las recientes declaraciones del delegado del Gobierno en Andalucía contra el diputado en el Parlament Albert Rivera, por el solo hecho de llamarse Albert, espero que hagan reflexionar al líder de Ciutadans sobre el discurso que fomenta su partido en Catalunya con respecto a la lengua y le ayude a comprender la terquedad de los catalanes. Los ataques como el que él ha sufrido han sido el pan de cada día durante muchos años para muchos catalanes.
En el nuevo Estado que queremos deben poder convivir plácidamente las dos lenguas y los Alberts y los Albertos, faltaría más. La nueva Catalunya independiente no irá contra nadie, hable la lengua que hable, pero tendrá la responsabilidad de proteger la lengua que más lo necesita para que pueda recuperar la calidad de vida que se merece. 

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