Soy chófer del Grupo Barcino, y quiero decir que no todo el mundo es Uber España. Nosotros nos dedicamos a hacer de conductor para terceros que no pueden o no quieren conducir; les llevamos donde deseen en su propio coche o en uno alquilado y les cobramos el precio que hayamos pactado mediante contrato. Y estamos capacitados para conducir desde un utilitario hasta camiones de gran tonelaje. Algunos ejemplos: asistencia en carretera. Tras un accidente, conducimos su vehículo y les llevamos hasta su domicilio. Unos turistas llegan a Barcelona y quieren visitar, además, Andorra, Zaragoza y Valencia. El cliente alquila un vehículo sin conductor y nosotros les llevamos sin que tengan que preocuparse por aparcar, vigilar las maletas o encontrar los sitios. Familia de vacaciones que del aeropuerto debe ir al puerto para hacer un crucero por el Mediterráneo, alquila un vehículo con sillita de bebé; un conductor los lleva y devuelve el vehículo en su nombre. Personas que tenían chófer fijo y que optan por tener un conductor cuando lo necesitan y que, por cuestión de imagen, lo prefieren a un taxi. Pues bien, según los taxistas, todo esto es ilegal. Como empresario pago mis impuestos y los de mis trabajadores y tengo los seguros en regla. El sector debería preguntarse por qué los clientes buscan alternativas y adaptarse.
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